LA ÚLTIMA GRAN MENTIRA DEL NACIONALISMO CATALÁN: LA ESTELADA

Es bien sabido que el nacionalismo catalán no se para ante nada a la hora de mentir, con tal de seguir sumando adeptos, para lo que recurre a las capas menos avezadas de su sociedad.

 

Así, no es cierto que sea un pueblo, como dijo Mas nada más acceder al poder, cuyos orígenes se pierden en los albores de la humanidad, ya que no llegó a ser una sociedad estructurada hasta que los condados inconexos que conformaban ese territorio no se unieron bajo la Corona de Aragón.  Como tampoco es cierto que exista ningún documento firmado por un rey catalano-aragonés, ni que en algún momento haya existido unos “Països Catalans”, fruto de un prurito megalomaniático creciente de los gestores y divulgadores de esas estrambóticas ideas. Ni que el cruel himno sea coetáneo de la “Guerra dels Segadors”, ya que su cruenta letra fue escrita siglos después de ésta y su música es un plagio total , perfectamente reconocible, de una antigua canción judía. Por no hablar de la otra guerra, la de Sucesión, que ellos han querido “vender” a su público como una guerra de “secesión”, con un héroe, Rafael Casanova, que arengaba a sus tropas al grito de “derramar gloriosament sa sang y vida per son rey, per son honor, per la patria y per la llibertat de tota Espanya" (“derramar gloriosamente su sangre y vida por su rey, por su patria y por la libertad de toda España”).

 

Tantas y tantas son las falsedades que ha colocado para confundir a sus creyentes, que sería una labor demasiado ardua recordarlos todos, además de innecesaria, por lo conocidos que son todos esos datos.

Hay que reconocer su gran imaginación al diseñador de todo este nacionalismo actual, tendente a la segregación, el señor de la Banca Catalana Jordi Pujol. Pues bien, con todo había una cosa que podría llevarse al traste toda su imaginativa labor: que siendo un personaje burgués y tan vinculado a la derecha política, los ciudadanos de la izquierda no oyesen su flauta de Hamelin, paro lo que hacía falta un aglutinante por encima de las ideologías y, como sus habilidades son notables, aunque no todas ellas dignas de loa, parece que dio con la solución en forma de un engaño formal (si se me admite la expresión): COPIAR LA BANDERA CUBANA, con lo que esa izquierda gestual y poco reflexiva, que su ideología se basa en poco más que airear la esfinge de “El Che”,  iba a seguir sus cantos de sirena, al confundir sus engañosas formas con los contenidos. Un gran engaño sin duda, ese de la estelada que, al taimado personaje le ha dado el resultado perseguido.