El tiempo pasa y lo cambia todo; las colas de extranjeros que hace unos años podíamos ver en las puertas de las respectivas subdelegaciones del Gobierno, en las distintas ciudades, las podemos seguir viendo ahora, sólo que en a las puertas de las diferentes oficinas del INEM, repartidas a lo largo y ancho de toda nuestra geografía y, eso sí, aumentada con un creciente número de ciudadanos autóctonos. A nadie parece importarle.
No hace mucho éramos un pueblo inducido al derroche haciendo colas en los restaurantes de lujo, cambiando un buen puñado de euros, por apenas nada de manduca, aunque eso sí, picassiana mente distribuida por el plato con forma de lienzo; hoy la cola es en los comedores sociales, porque faltan los euros, como la vergüenza. A nadie parece importarle.
¡Cómo es posible que quienes les trajo a trabajar dignamente como ciudadanos, por el mero hecho de haber girado la esquina electoral, ahora, desde el día siguiente, se les relegue a la categoría más servil, obstaculizándoles al máximo la posibilidad de vivir con sus familias! Eso, tampoco parece importarle a nadie.
¡Cómo es posible que aquellos que del compromiso social han sido referente, construyendo sus vidas y sus haciendas en torno a él, ahora, y tras haber formado parte de un esperpéntico juego de cejas circunflejas, se inhiban si decir ni mú, cuando se destina una millonaria cantidad de dinero -que debería de haber ido a ayudas al desarrollo- para un faraónico y costosísimo arte neo-rupestre, para unos, neo- tribal, para otros y neo-trivial, para muchísimos, ejecutado, como cabía esperar por otro de esos artistas “cejicircunflejos”, y que convierte a los silentes ex comprometidos en una caricatura de lo que fueron! Pero, a ellos, tampoco parece importarles.
No hace mucho éramos un pueblo inducido al derroche haciendo colas en los restaurantes de lujo, cambiando un buen puñado de euros, por apenas nada de manduca, aunque eso sí, picassiana mente distribuida por el plato con forma de lienzo; hoy la cola es en los comedores sociales, porque faltan los euros, como la vergüenza. A nadie parece importarle.
¡Cómo es posible que quienes les trajo a trabajar dignamente como ciudadanos, por el mero hecho de haber girado la esquina electoral, ahora, desde el día siguiente, se les relegue a la categoría más servil, obstaculizándoles al máximo la posibilidad de vivir con sus familias! Eso, tampoco parece importarle a nadie.
¡Cómo es posible que aquellos que del compromiso social han sido referente, construyendo sus vidas y sus haciendas en torno a él, ahora, y tras haber formado parte de un esperpéntico juego de cejas circunflejas, se inhiban si decir ni mú, cuando se destina una millonaria cantidad de dinero -que debería de haber ido a ayudas al desarrollo- para un faraónico y costosísimo arte neo-rupestre, para unos, neo- tribal, para otros y neo-trivial, para muchísimos, ejecutado, como cabía esperar por otro de esos artistas “cejicircunflejos”, y que convierte a los silentes ex comprometidos en una caricatura de lo que fueron! Pero, a ellos, tampoco parece importarles.
6 comentarios:
Hace un tiempo tuve que optar, no obligatoriamente ¡ojo!, entre Serrat y Lluis Llach, tuvo su gracia porque mi repuesta fué algo así: Prefiero a Serrat. Llach me suena a lo mismo que su canción 'Campanades a mort' oscuro, triste, melancólico. Exactamente igual que su compromiso social con el nacionalismo. Sin embargo Serrat me inspira alegría, color vivo y sabor a mar. Su canción Mediterráneo, no porque yo haya nacido y vivido en este plasma de culturas, es, de mis canciones preferidas, la mejor. Su compromiso social, con el antiguo PSC, era la guinda que adornaba el pastel.
Así que ojito con lo que dices muyseño...
Parece mentira que aún haya gente a la que le importen los derechos de los inmigrantes una vez han cumplido su papel de votantes, o las estadísticas del paro (que son sólo números, oiga) o que se gasten fondos para el desarrollo en decoración interior...
Es que mira que es usted pejiguero...
Para mí, Ángel, ha sido como una especie de guía, como ese hermano mayor que no he tenido: un autentico referente. Sólo comprendí que era del mismo material que yo, del material de la materia humana, cuando la proximidad física, por ser vecinos, en un momento de nuestras vidas, me lo mostrase como tal: era un momento en que debía de estar pasándolo no demasiado bien y era evidente que se aburría: yendo a la granja a desayunarse se aburría; paseando arriba y abajo por los últimos números de la avenida de la República Argentina, se aburría; mirando de soslayo a los transeúntes con los que se cruzaba, “rogando una caricia” –por decirlo con las mismas palabras que usa en una canción, aunque en catalán-, se aburría; arrastrando el cinturón de lana de su “trescuartos” de lana, se aburría; en su soledad -parece mentira, ¿verdad?- cotidiana, se aburría; tanto parecía aburrirse, tan bajos parecían estar sus biorritmos, que parecía no tener ánimo ni para lavarse el pelo, que por entonces, aún tenía. Aún así, era mi referente, en un nivel más humano, pero mi ídolo. No lo niego.
Después, con el transcurso de los años uno se entera de los 23 millones de pesetas de los de entonces (las pesetas son las de siempre independientemente de si son o no de curso legal, pero los millones sí hay que valorarlos en relación a entonces), que le soltó Jordi Pujol –Banca Catalana- para que no cantase el “La, La, La” en castellano; con lo que la dimensión divina sigue bajando y deja paso cada vez más a la humana.
O sea, que no es de extrañar que uno se sienta defraudado si, después de haber ayudado a ZP en su campaña, cuando aquel al que ha impulsado al gobierno con su estimable peso específico, ahora no se queje cuando aquel al que avaló se gasta un dinero que tenía que ir destinado a ayudas para el desarrollo de quienes mucho lo necesitan, se haya gastado en una cúpula prescindible, sea cual sea su valor artístico; siempre subjetivo, por otro lado. Sí, Ángel, ha pasado el tiempo y no tengo 20 años, y no puedo creer de dioses: a cada palo le corresponde aguantar su vela.
¿Verdad que sí, doña Bárbara? "¡Que barbaridad más bárbara!" Como decía Fofó, que siempre se cita a otros y ¡ya está bien!
Será quizá porque uno es un número al fin... (Seguramente el 17.585, que me ronda toda la vida por la cabeza y... ni jugando a la lotería)
Yo, lo de los millones de Pujol, se lo perdono, pues hacía falta echarle huevos en aquella época, pues como se vió prístinamente, sufrió un boicot de contrataciones, tanto en TVE, que era la única, como en algunas poblaciones guardianas de las esencias patrias.
Ya veo, Ángel, que eres un fiel admirador, yo también, pero me gustaría seguir admirándole como cuando era más jóven y más inocente. Y para eso no iría mal un gesto a favbor de esos que tánto dice que le motivan y que tanto dinero le han hecho ganar, escurriendo sus exiguos bolsillos. No vale sólo hablar mirando al sol, a veces hay que mojarse.
Lo de los millones de Pujol... hombre, ¿qué quieres que te diga?... teniendo en cuenta que se los llevaron al hotel George V (http://www.fourseasons.com/paris/), uno de los hoteles más lujosos y caros de París -o sea, del mundo-, que era el sitio en el que se había autoexiliado... pues eso... que la música, bien; las letras, ni te digo, pero como actor -por sus pelis, que no va con segundas- y como lo otro...
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