jueves, 23 de septiembre de 2010

BELÉN ESTEBAN PRINCESA DEL PUEBLO Y ZAPATERO PRESIDENTE


En la audición percibimos más bien combinaciones de sonidos aislados. El conjunto de una sucesión de tonos forma una melodía. Esta melodía es lago más que la suma de los tonos aislados; en efecto, en su conjunto es también una “forma”, un todo complejo dotado de una regularidad interna.Esta “forma” se mantendrá invariable aunque cambiemos sonidos por separado, siempre y cuando conservemos las relaciones internas de los sonidos entre sí. Por este mecanismo, podemos cambiar el tono de una melodía y reconocerla como la misma. Sin embargo, debemos aceptar que en la nueva melodía todos los sonidos han sido cambiados, puesto que, físicamente hablando, las notas corresponden a un número distinto de vibraciones. Así pues, los sonidos aislados no pueden reconocerse, ya que han sido cambiados, , pero sí reconoceremos a la melodía puesto que ofrece el mismo sistema de relaciones, es decir, la misma “forma”. Con un mecanismo similar a éste de la melodía, podemos afirmar que “oímos” la modulación de una palabra como un todo completo. Podemos emplear al hablar una intensidad fuerte o débil, un tono superior o inferior, pero sea como sea, la “forma” será siempre la misma.En relación a este problema de la “forma” debemos distinguir también, dentro de un conjunto de sonidos, las llamadas consonancias y disonancias. La consonancia es la sensación agradable producida por la acción de varios sonidos y desde el punto de vista físico se origina cuando las frecuencias de los distintos sonidos poseen entre sí una relación numérica sencilla. Esta observación, aunque ya fue realizada por los primeros filósofos griegos, se encuentra todavía hoy sin explicación científica definitiva.

martes, 21 de septiembre de 2010

RIDAO, ZP Y UN MONO

Pues no va y dice Joan Ridao, el de ERC, que “Zapatero es menos creíble que un chimpancé celebrando misa”… a mí, me parece que están a la par, francamente: véase el ejemplo gráfico.

Pero puestos a valorar credibilidades, el que resulta poco creíble es el que, teniendo por progenitores uno de Castilla y otro de Andalucía, como es el caso del tal Ridao, él esté afectado por lo que les pasó a sus antecesores en 1714… que, váyase usted a saber dónde estarían los susodichos.

lunes, 20 de septiembre de 2010

A MIS “PROFES”



Tenía yo una “seño”, la primera, de la que sólo recuerdo que era una “seño” y que era de tránsito.

Tenía una “profe” monja, sor Catalina, que me obligaba a pasar la lección con la portera, sor Isabel, para evitar los pellizcos que bien sabía dar como una monja.

Tenía yo un “profe”, don Ramón –el primero de los tres seguidos-, que marcaba las micciones a la orden: por cada gota fuera del caz de diez centímetros, que había por urinario, una palmetada en los dedos que nos hacía poner a la italiana.

Tenía yo un “profe”, don Ramón –el segundo de los tres seguidos-, que depositaba en una caja de zapatos las pelotillas que iba haciendo durante las clases y cuando le parecía bien, nos decía a alguno de los alumnos que echásemos su producción a la basura, con el natural asco, por parte del agraciado.

Tenía yo un “profe”, don Ramón –el tercer de los tres seguidos-, que era una buena persona, al contrario de los alumnos que le habían tocado en suerte.

Tenía yo un “profe”, el director, don Pascual, que cuando se desmadraba, se desmadraba; pero como suele ocurrirle a todos los que se desmadran, dejan de desmadrarse cuando su desmadre le puede poner en peligro. Ese era mi caso; conmigo no se desmadraba, no sé si por el respeto que le tenía a mi padre o por lo respetable de sus bíceps, que aún conservaba por haber sido gimnasta. Otros compañeros no gozaron del mismo respeto.

Tenía yo un “profe”, don Eloy, del que también me libre de sus hostias; en este caso, aún no me explico cómo, porque en Religión, que junto con el Latín eran las asignaturas que impartía, saqué un 10 en el primer examen. La de leches que me ahorró, porque a partir de ese churro, cada vez que fallaba, que eran todas, siempre se resolvía con un “Alonsín, Alonsín…”.

Tenía yo un “profe”, don Andrés o don Pecatisnariscatis –no creo que haga falta mencionar la verruga que tenía en la punta de la nariz. De especialidad: sus capones: finos pero muy, muy dolorosos.

Tenía yo un “profe”, a que recibíamos cada día con una entonación coral: “Bueeenas taaAArdes D. Luis”. Y que él se despedía cotidianamente saliendo por el foro con un: “¡Soy músico”; desconozco por qué ya que lo que nos daba era Lengua.
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Tenía yo una "seño", que se empeñaba en enseñarme francés y, como yo quería otro tanto, terminó revetándome las narices.
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Tenía yo un “profe”… y otro… y otro y otro, pero estos son los que más recuerdo; posiblemente por ser lo de la primera infancia. Luego también tuve uno y otro y otros catedráticos, estos marcan menos y sólo quiero referirme a don José y sus cálculos geométricos, no sólo por recordarlo, sino porque ya que todos ellos se pasaron los primeros años de mi vida calificándome, ahora quiero calificar a este excelente geómetra y mejor transmisor de conocimientos, con un : ¡Chapó!

Lamento que la suma de todos ellos, unos desde la fe y otros desde la mala fe, no consiguiesen lo que hubieran deseado, pero es que en esto, como en todo, la materia prima también tiene algo que decir.

viernes, 17 de septiembre de 2010

A UNA MUJER CORDOBESA


Alguien dijo:
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La mujer cordobesa para que sea hermosa debe tener:
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Tres cosas negras: las pestañas, las cejas y el pelo...
Tres cosas blancas: la tez, los dientes y las manos...Tres cosas rosas: los labios, las uñas y los pezones...”

Cierto, esas tres cosas, tres cosas y tres cosas, sin duda le deben de conferir una gran hermosura a la mujer cordobesa, y casi que a cualquier otra. Pero los colores, que no son sólo siete, menos pueden reducirse a tres: ¿cuál sería, pues, el color de la sensibilidad… y el del brillo de una mirada… y el de una proximidad sentida sin ser buscada… y el de la generosidad, cuando no es únicamente por lo físico… y el de lo físico cuando es generoso… y el de la amistad de puertas abiertas… y el de las puertas abiertas a la amistad… y el de la valentía que se contagia… … …?

Anoche lo comprobé. Lo comprobé en la casa de una mujer cordobesa. Comprendí, asomado a la atalaya de su Coahuila particular -que comienza en los colores de España, atravesando por el cauce de un río de luces de colores, en busca de un mar que es nuestro, pero del que algunos pretenden adueñarse para su uso y disfrute en exclusiva-, que el color de la libertad y la valentía, es el color de la hermosura, en su estado más puro.

jueves, 9 de septiembre de 2010

EL BURRO-HOMBRE (Otro)

El BURRO-HOMBRE reduce el firmamento a una sola estrella.

martes, 7 de septiembre de 2010

EL BURRO-HOMBRE

El BURRO-HOMBRE se oculta tras el hombre-burro: Se confunden y nos confunden.

sábado, 4 de septiembre de 2010

SHE (Ella)

Era una noche oscura, húmeda y fría; de esas que hace que el sonido de tus pasos suene a claqué, esos pasos que, como otras muchas veces, me dirigían a mi club de jazz preferido, en un suburbio de la ciudad fronteriza de Chicago. Mi afilada nariz abrió el paso a mis pasos, primero entre la espesa niebla nocturna y, después, a través del espeso humo del local y de su música: una versión jazzística, en esos momentos, de “Les feuilles mortes”, una de mis canciones preferidas de todos los tiempos.
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Una especie de piloto automático atemporal, como otras muchas veces, me dirigía al fondo del club; un lugar que, extrañamente, tantas veces había ocupado, pues, incomprensiblemente, todas las parejas que atestaban el lugar -en ésta y en otras ocasiones- buscando los rincones más oscuros para dar rienda suelta a sus instintos disfrazados de terciopelo, no les daba por ocupar el más fosco de todos: el del fondo.

Para mi sorpresa, ahora estaba ocupado: estaba ella (she, en el inglés dominante por aquellas latitudes). Con los ojos cerrados, ladeaba rítmicamente su cabeza de un lado a otro, al ritmo se la música de fondo. Me aproximé unos pasos… abrió los ojos y vi su mirada, una mirada penetrante, con ecos del infinito en sus pupilas…y me dije, “¡pardiez!, esta chica es bárbara… (no lo sabía bien por entonces); su media sonrisa fue suficiente para que no pidiese mi güisqui con hielo, la sangre de mis venas se había congelado. Saque el encendedor de mi bolsillo para cerciorarme de que no era una mala jugada de mi mente. Se me cayó al suelo. Me agaché para recogerlo. No lo hallé, pero en su lugar me di de bruces con un par de columnas de carne: “¡Pardiez!”(-otra vez- las pantorrillas y los hombros son las partes más eróticas de una mujer, por más que los machitos amachinados –va por BB- crean que son las tetas y el culo).

Luchando contra las leyes de la gravedad, y otras, me levanté para no parecer lo que en esos momentos estaba claro que era. Balbuceé, mascullé algo que no llegó a ser una palabra; pero ella –“she”- pareció comprender y me respondió con un repique de castañuelas, acompasadas con “Les Feuilles Mortes, que en ese momento, como otras muchas veces de las que acudía la antro, estaba interpretando Juliette Greco y que estaba comenzando el estribillo, cuando dice: “C'est une chanson qui nous ressemble.Toi, tu m'aimais et je t'aimais…”.

Le pedí fuego, me lo dio, como otras muchas veces.

Pasamos la noche entre mis balbuceos y sus repiqueteos.

Pasamos la noche mientras, como otras muchas veces, Louis Amstrong, Charlie Parker, Stan Getz, Ella Fitzgerald, Dave Brubeck, entre otros, sin olvidar a los músicos de Chicago, King Oliver, Bill Johnson o Lennie Tristano, se pasaban el testigo intemporal.

Por el sonido de sus castañuelas, y por aquel grano de paella que se le había quedado entre los dientes, supe que era persona ahíta de todo tipo de experiencias… y supe que jamás había estado en ese lugar, ni antes ni ahora… ni siquiera en Chicago, ciudad a la que odiaba.

En esa multiversión, que ocupaba toda la noche de “Les Feuilles Mortes”, ahora, Dizzy Gillespie que es quien en estos momentos llevaba la batuta, o más exactamente la trompeta, mezclaba, en estos momentos a la eterna canción, una versión muy suya de una canción española con referencias al verano, saliéndose al final, con la misma genialidad con que la acometiera. Nos gustó esa canción por primera vez a ambos. Lo sé. Me lo dijeron sus castañuelas.

Cuando nos despedimos –que coincidía con el turno de Edith Piaf y el momento de aquello de “la mer efface sur le sable, les pas des amants désunis”, los dos sabíamos que volveríamos a vernos en ese lugar donde nunca habíamos estado; como tantas otras veces había ocurrido ya, en el pasado y en el futuro.
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(Disculpas , a quien corresponda, por haber publicado esto y a quienes también corresponda, por no haberlo hecho antes).

viernes, 3 de septiembre de 2010

LOS DEL TIRO EN LA NUCA

Es evidente que a este individuo, desde jove ya le molaban las armas; aquí podemos ver al angelito todo ufano con su pipa... El caso es que se lo ha pensado mejor -o se lo han hecho pensar-, y ha presentado una carta a su partido renunciando a presentarse en las primarias.
Aquí encontraréis la noticia y su aspecto actual, que no tiene desperdicio:

http://www.vozbcn.com/2010/09/03/31371/nova-solidaritat-amenazas-rivera/

Este es el ser evolucionado Rubén Novoa


Quienes soléis visitar este blog sabéis que no le tengo ninguna simpatía política a Albert Rivera, por la forma poco democrática en que, en mi opinión y la de muchos, ha conducido el partido que le pusieron en sus manos, por el hecho de que su nombre de pila comenzase por la letra “A” (anda, que no se vio el truco). Pero todo lo malo que se pueda decir de él no justifica que un miembro del partido que ha formado el antiguo presidente del Barça, Solidaritat Catalana (¡¡menuda solidaridad!) haya amenazado a Rivera con darle un tiro en la nuca.

Así está el ambiente político y social en Cataluña.

Muchos no os extrañaréis muchos al conocer su imagen, que es la que aparece en la foto y que viene a confirmar, al menos en este caso, aquello de que la cara es el espejo del alma. Mirad que pinta tiene el gañán este… Para que luego repitan en los medios de comunicación de toda España, que en Cataluña no hay problema social ni político.

No es bueno que Laporta agite tanto las aguas, para conseguir su soñado sillón de diputado, haciéndolo se traza un camino para que estos descerebrados tomen el camino que no sé si es el mismo que gusta a Laporta, porque, hasta donde sé, no ha sido capaz de responder una carta que le ha enviado Rivera.