sábado, 31 de diciembre de 2011

EL MONSTRUO DE LA ALBUFERA (II)




BORO: Bueno, como no creo que a nadie se le ocurra caer por aquí, ¿qué quieres que hagamos?... ¿qué paseemos bajo la luna, o que....?


AMPARITO se suelta, y en un juego de enamorados, echa a correr para que el chaval la persiga.


AMPARITO: Que busquemos a ese monstruo, fantasma o lo que sea. Ja, ja, ja...

Echa a correr hacia el canal. Hay un muro y detrás de éste, casi imperceptible, se ve titilar un fuego. Al dar la vuelta a la pared se asusta.


AMPARITO: ¡Ahhhh!!!

Allí un viejo, reparando sus redes, ha hecho un fuego para verse, ya que está anocheciendo.


Viejo, socarrón (Tío ISIDRE): ¡Che, chiqueta!, ¿ qué pensaves que era el “mostruo” eixe que diuen?


La chica se tranquiliza al ver al tío ISIDRE, al que ya conocen de haberle alquilado la barca en alguna que otra ocasión.


AMPARITO: Ay, tio ISIDRE, es que no me’l esperava ací en la foscor. M’he quedat esgarrifada.

ISIDRE: ¿Que t’has quedat qué?... ¿Que t’has quedat espantá de vorer a un pobre vell, com yo? ¡No serà pà’ tant, dona!

El chico ha llegado al lugar.


BORO: Qué hi ha, tío ISIDRE?, com va tot?

ISIDRE: Va, pero no cregues... que estic mes amunt de la coroneta del monstre eixe que tots diuen que han vist. Ya veus, hasta la teua chicota m’ha confundit en ell.

BORO: Què passa, però?, ha esdevingut quelcom estrafolari, de veres?

ISIDRE: Yo aixó no ho sé; pero estàn passant coses reres, segons diuen.

BORO: Potser han vist un trosset de plàstic.

ISIDRE: Aixó serà, .... o un tros de plàstic; que la gent...

BORO: Be, tío ISIDRE, volíem demanar-vos a veure si ens llogàveu el navili de vos, com altres vegades.

ISIDRE: Be, y, ¿qué queríais, que os alquilase otra “ves” la “barqueta p’haser” un paseito?... “pos aneu al tanto” no sea “verdat” lo que “disen” del “mostruo”. (Risas) Encara que segons diuen, deu de ser un animalot molt estrany... pos la gent diu que solament se li vey per l’esquena i sempre si ve desde el nort cap al sur...Vinga, agarreu-la si voleu, pero ya vos ho dic, aneu al tanto.

BORO: No passe pena, que ja estem assabentats, tindrem cura...

ISIDRE: Aixó està be, que es millor “prevenir que curar”...

ISIDRE vuelve a su trabajo.

Saltan a la barca, la desatan y el joven percha por el canal en dirección a la laguna. Los vemos desaparecer detrás de unos juncales. Vemos sólo las siluetas sobre la barca, sobre el brillo de la estela que va dejando y contrastada contra el azul del cielo, que en un efecto rápido se torna negro. Anochece.

En el pasillo que forman dos “matas”, el chico para la barca.


AMPARITO: No te metas por aquí, BORO, prefiero que sigamos por las aguas abiertas.

BORO: No me digas que tienes miedo de esa historia del monstruo. Además...


Se agacha y saca del fondo de la barca un hacha.


BORO: ... ¡mira lo que hay aquí! (blande el hacha como un arma) ¿A ver que monstruo es capaz de acercarse a esta “fermosa” princesa, estando aquí su más bravío servidor, el doncel más denodado y presto a su defensa?

De momento, deja el instrumento, y con una expresión pícara en el rostro se va hacia ella, que se muestra divertida, a pesar de su nerviosismo. El chico va a por faena.

BORO: Ja, ja... Amparigües, te he engañado: ... en realidad, ¡soy el monstruo y voy a comerte entera...!

AMPARITO: Lo tienes claro... aquí... ¿no se te ocurre ningún sitio peor?....

BORO: Vamos, tontina, que esto tiene su morbo...

AMPARITO: ¿Morbo?... el “cólera morbo” que podemos enganchar aquí... ¡Déjate, déjate!...

BORO insiste desabrochando el corpiño de su novia:
BORO: Déjame, al menos, que contemple el cuerpo de la princesa de las sirenas de la Albufera, acariciada por la suave luz del crepúsculo.

AMPARITO: ¡No te enrolles, caradura! (Risas)

La chica va cediendo.

La cámara se aleja, pasando por entre los juncos. Llega a una vista general del juncal, tras el que se encuentran, que ocupa aproximadamente la mitad de la escena. La otra mitad, agua.

Una especie de ola/caballón formado por el agua, se dirige hacia donde está la pareja, en dirección Norte/Sur. Se oye un grito de ambos. Cierra a negro.

Abre desde un P. P. P. de la chica, que aterida, despierta después de haber estado inconsciente, mira en todas direcciones buscando a BORO. Hasta que vemos la barca y algo del paisaje también. De él, ni rastro. El cielo –por efecto de un filtro- ha perdido todo su tono azul. Entre las cañas y juncos del fondo, podemos intuir una extraña forma que, lejanamente, se asemeja a un ser humano.

La que celebra su onomástica el día de la patrona de Valencia intenta reincorporarse; hace el gesto de inclinarse sobre el brazo derecho para tomar apoyo y levantarse. Una expresión de terror descompone su rostro.

AMPARITO: ¡¡¡Aahhhh!!!

Primerísimo plano de la mano de ella que, en su intento por alzarse, la ha metido en una poza llena de anguilas. Se levanta como puede, al tiempo que intenta limpiarse la mano en su mugriento vestido; se gira... al mismo tiempo vemos la figura que hay detrás de ella desapareciendo verticalmente; como hundiéndose. Restablecida del susto, pero perceptiblemente aterrada por la situación en que se encuentra, comienza un camino sin rumbo, con esperanza de encontrar al desaparecido.

Da vueltas buscando (en diferentes planos), hasta que por fin, en otra isleta ve una silueta.

AMPARITO: ¡BORO!!!

SENTO: ¡AMPARITO!! ¡Soy yo, soy SENTO! ¿Has visto a PEPITA?

Se aproximan los dos; ahora, como los vemos de perfil, nos damos cuenta de que están separados, en diferentes isletas.




(Continuará)

jueves, 29 de diciembre de 2011

EL MONSTRUO DE LA ALBUFERA

(Guión para un cortometraje)
PRIMERA PARTE


En P.P.P. AMPARITO vestida de fallera, ocupando la diagonal de la imagen; la cabeza a la izquierda. Al fondo, un trozo de falla. Los destellos de un castillo de fuegos artificiales van iluminando su cara, bajo la mortecina luz del atardecer.

Por detrás de la chica, aparece BORO, que se mueve de derecha a izquierda mientras ella lo hace al contrario (sin perder su visión frontal), mirándole de reojo y con extrañeza.

BORO: AMPARITO, la colla dice de ir al Palmar a hacernos un “allipebre”, ¿qué te parece?

AMPARITO: Que estáis tocaos del ala. (Sonríe) ¿A estas horas un “allipebre”?... Vale, por mí, que no quede.

La pandilla, ataviados unos con los trajes regionales, otros no y alguna sólo con el peinado, se dirigen a sus respectivos coches: uno en primer plano, otro más allá, otros ni se ven, sólo vemos que se dirigen en diferentes direcciones, mientras quedan para verse en el Palmar:

UNO/A: Nos vemos en el embarcadero “Cañas y barro”

OTRO/A: De acuerdo. El último paga el café.

Encabeza la comitiva el coche de SENTO y PEPITA. La visión de un pasacalle que se acerca, hace que SENTO pase acelerando, separándose así del resto de coches del grupo.

En el vehículo que le precede van LOLA y MARIETA, que, al ver la maniobra, sonríen con resignación.

LOLA: Ya va SENTO follao, como siempre.

MARIETA: Sí, y como siempre, seguro que se despista... seguro que se va a otro sitio... y encima, con la manía que tienen los dos de no querer móvil...

Alternativamente vemos el coche de SENTO, el pasacalle y varias situaciones de los componentes de la pandilla, que esperan.

Cuando por fin termina de pasar la banda, continúan la marcha, y al poco tiempo aún entre risas y comentarios jocosos, las dos chicas no se dan cuenta de que están pasando un semáforo en ámbar, los demás coches se paran, y ahora son ellas las que pierden el grupo.

Desde el auto que les sigue, BORO y AMPARITO ven lo que está ocurriendo.

AMPARITO: ¡Ya está!... ¡No hay manera de que lleguemos todos juntos, ni una sola vez!

BORO: Mejor, tontita... así....

AMPARITO: Así, ¿qué?... siempre estás pensando en lo mismo.

BORO: No seas mal pensada… (sonríe picarón) o bien pensada, según se mire, que me refería a dar un paseo a la luz de la luna... que uno está de un romanticón, que ya, ya...

AMPARITO: Eso, eso: Ya, ya...

Reanudan la marcha seguidos por el cuarto coche: el de Paco.

BORO: Y si no, podemos dar una vuelta por en barca, a ver si vemos ese monstruo que dicen que hay en la Albufera. ¿No has oído hablar de él?

AMPARITO: Claro, ¿y quién no? Ya hace tiempo que todo el mundo en habla de él; pero nadie parece haberlo visto... ¡Cuentos chinos!

BORO: Será porque es un monstruo fantasma... (risas). A los fantasmas es difícil de verlos, pero se percibe su presencia.

BORO mete la mano por debajo de la falda del vestido de fallera.

BORO: ¡Uhhhh! ¿Notas su presencia?

AMPARITO, divertida, de un manotazo le saca la mano.

El último de los coches, sufre una avería, sin que BORO y AMPARITO se den cuenta.

Así, por unas causas u otras, se van desperdigando los coches, de manera que cada uno va por su camino.

AMPARITO y BORO llegan al Palmar, dejan el coche en el parking del embarcadero “Cañas y Barro”. Se sientan en el banco de fuera de la casa del TÍO ISIDRE para esperar a sus compañeros. Se toman un refresco que le piden a la mujer del TÍO ISIDRE. Pasa el tiempo.

AMPARITO: ¿Ves?, como siempre... ya veremos si aparece alguien...

BORO: Como si lo viese: SENTO nos llamará mañana desde su oficina para echarnos la bronca y para invitarnos a una copa del carmelitano que compre en el Desierto de las Palmas, o una figurita en miniatura de El Cordobés, adquirida en Palma del Río... ¡Cualquiera sabe dónde irá a parar!

AMPARITO: Lo que me extraña es que no hayan llegado LOLA y MARIETA...

BORO: ¿Qué te extraña?... Ahora verás....

BORO saca su móvil, marca un número... escucha un momento y después se lo pone a cierta distancia de la cara de la chica; más como invitándola a escuchar que para que pueda oír, a una distancia en la que es obvio que no puede escuchar.

BORO: ¿Te das cuenta?... Sin cobertura... Y ahora la otra. –marca el otro número, espera un momento- ... Lo mismo. No sé cómo te extrañas, habrán hecho como siempre, se habrán ido a Barraca o a cualquier otra disco... ¡No les gusta na’ ligar a las niñas!

Se levantan y se dirigen a una calle que da a un embarcadero.

BORO rodea con sus brazos, desde la espalda, a la chica, balanceándola de manera púdica, pero no exenta de picardía.

(Continuará)

martes, 27 de diciembre de 2011

EL DÍA

Hoy es el día. Sí, mi día. Posiblemente el día más señalado de mi vida; quizá más importante que lo fuera para Napoleón el de su primera comunión. Jamás había oído el sonido de mis pasos tan atronadores. Nunca han golpeado mis sienes con tanta contundencia, pero, ¿qué importa eso en este día? Siento verdaderas ansias de alcanzar esa luz cegadora, de dejar atrás ese filtro de entrecruzadas sombras. Es evidente que mi compañero no siente lo mismo, para él es un día más: un día más de trabajo. Otro que parece tener prisa –todos son iguales- pues, sufre, sufre hasta el último momento. Ya volverás: aquí te espero. Pero, ahora, sufre hasta el final. El cabrón este lo ha hecho aposta, se le ha notado. Seguro que sabía perfectamente cual era la llave, desde el principio; pero las ha tenido que probar todas, una a una. Menos mal que ya no le tengo que volver a ver el pelo. Vaya, parece que formo parte de otra historia; o mejor dicho, parece que los demás forman parte de otra historia: visten como en los años setenta, con chaquetas de solapa pequeña. Y ellas con seos pantalones acampanados... ¡madre mía! ¡Cómo marca el trasero...! y menudo trasero tiene esa.... ¡con el tiempo que hace que no he.... Se podría fijar en su madre. No me quita los ojos de encima. Cada vez que me giro, ahí están. Lo deben de haber soltado de ahí, ahora mismo. Los sueltan a todos: una temporadita, y ya está. Seguro que lo engancharon por violador. “¡Taxiiii!”. Será mejor que me deshaga de él. Se lo ha imaginado.... con esta pinta... una de las primeras cosas que tengo que hacer es cambiar de atuendo; no es lo primero que había pensado durante todo este tiempo, pero.... tampoco lo es tomar una cerveza en una terraza al aire libre, pero.... ¿quién se puede resistir a eso ahora? Aquí con el sol y el aire fresco de la mañana dándome en la cara será una delicia. Recuperaré mi tiempo, dejándolo pasar; al fin de cuentas, nadie me espera. Iré a atender a aquel tipo para que se marche cuanto antes. Siempre igual... cada uno que sueltan... lo malo es que se les nota y me espantan la clientela. “ Una cerveza, ¿no?”. Ese tipo me inquieta, no me gusta nada tenerlo al lado: “Cuánto le debo?”. Por favor, ¿me trae a mí también la cuenta?. La mía también, por favor. Es demasiado evidente en este bar tan cercano, me la tomaré de un trago y ya me tomaré otra tranquilamente en otro más lejano. Se están marchando todos. Los coches también han cambiado bastante, hay modelos que ni conozco y los que conozco están hechos polvo... bueno, lo dicho, habrá que cambiar el vestuario, miraré que hay por aquí. Bien, hay suficientes cosas para escoger, aunque los precios están por las nubes. Claro, ya hace tanto tiempo... Es él, me acuerdo perfectamente, más envejecido pero lo recuerdo de la prensa. Habrá que deshacerse cuanto antes de él, no sea que los demás lo reconozcan también. Resulta bastante incómodo ser observado como un bicho raro, me quedaré con esto para salir del paso... y espero pasar más desapercibido así.

Parece que lo he conseguido.... aunque aquel policía... vigilaré a ver si me sigue. No vayan a ser imaginaciones.. Seguiré por este callejón y luego iré a la derecha...

Vaya, parece que sólo me lo figuraba. Ahora a gozar de un tranquilo paseo hasta la hora de comer. Pero, esas ropas ajustadas... esos traseros... será mejor que haga lo que tanto tiempo he esperado, aprovecharé que el barrio está cerca de aquí. Una rubia de larga melena, no estaría mal. Una rubia de largas piernas y firme busto... aunque una morenita de buenas caderas.... o quizá una pelirroja con destellos de fuego en sus cabellos...toda ella rociada de graciosas pecas...mmmmm. bien, veremos que encontramos, no adelantemos acontecimientos. La verdad es que cuanto más lo pienso, más ganas me entran. Parece que mis pies me transporten, que sepan ir por sí solos. No sé si a estas horas encontraré mucha variedad... seguro que encuentro algo. Seguro. No vamos a ir ahora con remilgos: ¡soy un toro salvaje!. Hombre, en aquella esquina parece que está la primera. Así de lejos....promete: buenas tetas y buen culo. Y parece más morenita de lo que yo pensaba. Otra más allá... y parece más morenita aún. Más allá otra, todavía mas morena. ¿se habrán puesto de moda las mulatas?..... Ah, claro, todo eso de las iglesias que salía en la tele: “Ya no estás en este mundo”. Pues habrá que volver; y para empezar mi retorno no estará mal una de estas bellezas étnicas, a ver si son tan sabrosas como se dice.... “Hola, ¿cómo estás”. Éste se cree que aunque vaya de estreno no me he dado cuenta. Huele a trena. “Estoy bien, pero un poco escasa de tiempo, en realidad ya terminaba. Ya me tengo que ir. Hoy tengo ginecólogo, me han salido unos hongos sospechosos”. Lo siento por mis compañeras pero me voy sin avisar: no me gusta nada el menda este. “No te preocupes, en otra ocasión será. Que te cures”. Bueno no me importa, la otra parece que está mejor.... pero también será más cara.... ¡seré roñoso! ¡qué importa eso ahora! Precisamente ahora, dinero no me falta y me puedo permitir lo que sea.... además conforme me acerco.... la tía está mas buena. Con esta cueste lo que cueste. “Puf, este tío va “quemao, se le nota, le sacaré una pasta: seguro que traga. “¿Subimos?”. “Sí”. “Son...”. “Da igual, vamos”. “Así me gustan, rumbosos”. Ya lo decía yo: ¡una pasta!. Una pasta sale de aquí. Pero un poco raro si me parece este tío...con esa ropa que huele a nueva y ese pelo tan mal cortado. Además, esa expresión no me gusta nada. No será.... Seguro que es... “Entra...” “Detrás de ti”. “Buenos días”. “Para vosotros, seguro. Yo siempre lo he dicho que los de a media mañana... Tomad la penúltima a la izquierda está libre y preparada”. Seguir estas curvas en movimiento me esta poniendo... ya veremos lo que aguanto: estoy que me salgo. “Permíteme que abra” El caso es que parece todo un caballero. Me parece que se huele algo. Pero esas greñas... Me mira de mala manera. Pero, las apariencias engañan... No puede ser, ella estaría en su país cuando.... “¿Cuántos años hace que viniste?”. “Llevo prácticamente toda mi vida, me trajeron con meses”. Entonces... ya decía yo... no suelo equivocarme al interpretar las miradas, y la suya es de total desconfianza: me ha reconocido. “Buf, no aguanto más estos tacones tan altos, además como son de metal aún son más incómodos y eso que llevo poco rato. Como hoy no me los tenga que quitar unas cuantas veces.... no sé”. Curioso, las blancas se ponen medias negras y las negras blancas. Pero el contraste es igualmente excitante al quitárselas. Este fulano tiene una mirada rara, por una parte parece que va muy salido, pero por otra... Avisaré para que estén al tanto: no me fío nada. “Ay, que tonta, se me olvidaron los preservativos. Un momento”. “¡Nada de eso! ¡¿Dónde crees que vas?! ¡Quieta! ¡Ven aquí!. ¡Maldito, que fuerza tiene!. ¡Maldita, que fuerza tiene!. “¡Suéltame!”. “¡Te he dicho que te estés quieta!”. “¡Que me dejes!”. “Cállate, zorra”! A esto será mejor darle otro uso....... Mmmmm, bonitas tetas.... así está mejor. Así te pareces más a la perra que eres. – No me gusta nada el escándalo que están formando los últimos. Tendré que llamar a la bofia... el tipo no me gusta ni un pelo. ¡Cualquiera entra ahí!- “¡Te he dicho que te calles y que te estés quieta! ¡Coño!”. A esta perra no le basta con el bozal, tendré que evitar que se le oiga, sea como sea. Habrá que ponerle un collar a esta maldita perraca. Esto servirá. Aunque con la fuerza que hace, será mejor enrollar las dos, así la podré controlar. Sigo pensando que el contraste con su piel es excitante. ¡Maldita sea! “. ¡Pero es que no vas a callar de ninguna manera!”. Eso te crees tú, ya verás.... “¡Ah!, ¡ah!, ¡ah!...”. “¡Ggra¡, ¡ggra!, ¡ggra!...”. “¡Agg!, ¡agg!, ¡agg!...”. “¡Ggga¡, ¡ggga!, ¡ggga!...”. “¡Gggg!, ¡gggg!, ¡gggg!...”. “¡Gggg!, ¡gggg!, ¡gggg!...” “¡Quieto!”. “¡Alto!”. “¡Aaaaaaaagh!”. “¡Aaaaaaaagh!”. ¿Qué pasa?, ¿qué me está pasando?.... ¡por mucho que aprieto... no puedo. ¡No puedo! ... ¡Qué extraña sensación! ¡Cómo quema! No duele, sólo quema... pero creo que me han roto. ¡Qué quieta está ahora, qué callada! ¿Por qué me mira tan fijamente? Esa mirada, tan cercana y fija, me hiela la sangre. ¡Ni pestañea...! No siento su aliento, a pesar de su proximidad.......... “¡La he matado!....¡La he matado!.......¡No la maté!...................................

- Yo siempre lo he dicho que los de a media mañana...-



martes, 20 de diciembre de 2011

martes, 13 de diciembre de 2011

domingo, 11 de diciembre de 2011

¿SENTIRÍAS REMORDINIENTOS SI ALGÚN PUNTINO NEGROS DE ESOS SE PARARA?

En mi zapeo dominical, intentando alargar la dulce modorra, después de haber cumplido con la reparadora siesta, me encuentro con una de las películas que más me gusta de toda la historia del cine, porque decir que es la que más sería imprudente, ya que por unas u otras razones hay algunas que pondría a su mismo nivel, en mi valoración personal. Lo que sí creo que puedo decir, es que es la que más me subyuga: la que más produce un efecto mágico sobre mi persona. Creo que a eso contribuye su concepción expresionista que, aunque no se basa en decorados, como pudiéramos ver en “El Gabinete del Doctor Caligari”, ya que se rodó básicamente en exteriores reales, pero gracias al forzado de una iluminación irreal, consigue unos efectos que nos distancian bastante de la realidad.

No creo que haga falta que diga que, en el cine, prefiero ese cartón piedra, que a veces hemos visto compartir a Fred MacMurray con Humphey Bogart, en distintos films y pretendiendo ser lugares diferentes, que a las películas rodadas en emplazamientos reales, como si un cambio de plano cada pocos segundos no nos estuviese recordando que no estamos ante la vida misma.

Me estoy refiriendo a “El Tercer Hombre”, esa película que a pesar de estar firmada por Carol Reed, nos resulta tan orsonwelliana, pues se asemeja más en su factura a “Ciudadano Kane” que a “Trapecio”, pongamos por caso y sin ánimo de querer desmerecer la cinta circense.

Además de por su original puesta en escena, hay una frase en la “peli” que se ha hecho famosa, aquella de la noria que Welles le dice a Cotten: “En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia hubo guerras, terror, sangre y muerte, pero surgieron Miguel Angel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza hubo amor y fraternidad, 500 años de democracia y paz y ¿que tenemos? El reloj de cuco. ” Pero yo quiero dejar aquí otra que también define muy bien a este ser humano que decimos ser y la capacidad que tenemos, como tales, de eximir nuestras responsabilidades, poniendo tierra de por medio o porque esa tierra ya está ahí, es ésta que se dice también en lo alto de la atracción de feria: “¿SENTIRÍAS REMORDINIENTOS SI ALGÚN PUNTINO NEGROS DE ESOS SE PARARA?”.

viernes, 2 de diciembre de 2011

DESPOETIZACIÓN

Uno tiene la sensación de que estamos programados –cada cual que piense por qué o por quién- para cumplir nuestra función reproductora, y que a este ser, al humano, a nosotros, que tanto nos pavoneamos de inteligentes, ese qué o quién nos confunde para que ese chip procreador lo enjaecemos con esa palabra tan usada, pero que nadie puede definir: AMOR.


Si fuese así, y todo el galanteo no fuese más que el camino para buscar lo que no hace falta mencionar, una de las más bellas canciones de todos los tiempos, podría quedar así.


A ver si adivináis cuál es (la entrada es sólo para adultos):


No me jodas más

pasa, pasar ya,

de todo se puede pasar

y más de lo pasado ya.

Olvídate ya

de las mil putadas

que te hice pasar
como presa mía,

Olvida ese tiempo

en que te maltrataba

y con mi indiferencia

demolía tu felicidad.

No me jodas más,

no me jodas más,

no me jodas más,

no me jodas más.

Yo te ofreceré

todas las baratijas

a ver si te engaño

y puedo mojar.

Yo giraré la tierra,

como quien no miente,

para cubrir tu cuerpo

y llenarte de simiente.

Yo haré un reino

donde yo seré rey

y una falsa ley

para que te creas reina.

No me jodas más,

no me jodas más,

no me jodas más,

no me jodas más.

Yo me inventaré

cualquier trola

para ver si cuela.

Yo te hablaré

de todas las memeces

para que me dejes

Hacértelo más veces.

Yo te contaré

que no soy un buey

que muere por no haber

podido montarte.

No me jodas más,

no me jodas más,

no me jodas más,

no me jodas más,

Se han visto a menudo

resurgir las babas

de este antiguo viejo

cada vez más pellejo.

Te diré: “qué maja”

-eso que ya no te digo-

por si te relajas

y me das tu higo.

Y cuando todo arda,

bien engañadita,

Lo tendré bien seguro.

No me jodas más,

no me jodas más,

no me jodas más,

no me jodas más,

no me jodas más,

No voy a llorar,

no voy a rogar.

Yo te engañaré

para liarte

pa’ zumbarte a ti

y escucharte

jadear y después reír

déjame volverme

el más truhán en la sombra,

con la mano en tu mano

con la mano en tu eso…

No me jodas más,

no me jodas más,

no me jodas más,

no me jodas máaaaaaas.