viernes, 31 de julio de 2009

ARSÉNICO VI (Cómic)

(Para agrandar la imagen, pulsar sobre el dibujo).

miércoles, 29 de julio de 2009

DESENTERRANDO


Desenterró a Charles Chaplin, para robarle el bombín y el bastón.

Desenterró a Groucho Marx, para robarle el bigote y el puro.

Desenterró a Marlon Brando, para robarle la camiseta sudada.

Desenterró a Marilyn Monroe para robarle las faldas.

Desenterró a Fred Astaire, para robarle los zapatos.

Desenterró a Peter Pan, para robarle la sombra.

... ... ... ... No consiguió nada, porque se le olvidó robar una sonrisa.

ARSÉNICO V (Cómic)

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martes, 28 de julio de 2009

MENCIO

Ji Mèngkē (370 a. C. - 289 a. C.), Mencio para los occidentales, es uno de esos personajes que de vez en cuando me viene a la memoria, seguramente porque me cae bien; porque no es para menos que en épocas tan remotas llegase a preocuparse de que los gobiernos se humanizasen, ya que intentó influir en los gobernantes, para que estableciesen situaciones más beneficiosas para el desarrollo de las personas.

Una anécdota:

El príncipe Teng-wen-kong en una ocasión en que visitaba el Reino de Chu, se enteró de que Mencio se hallaba en el cercano Reino de Sung; así que se desvió de su camino para encontrarse con él. En la entrevista Mencio le dio algunos consejos para gobernar de manera más humanitaria su pequeño país de Teng, cuando fuese rey, cosa que hizo. Como consecuencia, y para mejorar sus condiciones de vida y evitar guerras, su reino se llenó de inmigrantes provenientes de los reinos cercanos. Uno de los que acudieron a Teng fue Hsü-hsin, a pesar de que no aceptaba la teoría de Mencio de aplicar la regla de “cooperar repartiéndose el trabajo”, pues Hsü-hsin sostenía que todos, desde el último vasallo hasta el rey debían producir todo lo que necesitasen.
Posteriormente, un ciudadano llamado Chen-hsian, que había visitado a Hsü-hsin, se imaravilló al conocer su ideario, abandonando todo lo que había estudiado anteriormente y haciéndose discípulo de Hsü-hsin. Esto es lo que se dice que informó a Mencio:

—Señor Meng, me ha dicho Hsü-hsin que el rey del Reino de Teng puede ser considerado como un rey virtuoso y capaz; pero lástima que todavía no entienda la verdad.

— ¿Qué verdad?

—Hsü-hsin afirmó que una persona virtuosa tenía que cultivar la tierra junto con el pueblo, hacer la comida por su cuenta. Ahora bien, el granero de Teng-wen-kong está lleno con el arroz que le entrega el pueblo. Eso quiere decir que el rey roba la cosecha de los campesinos. ¿Cómo puede decirse que Teng-wen-kong es un hombre honrado?

Al oír la objeción de Hsü-hsin, Mencio contestó sonriendo:

—¿El señor Hsü tiene que plantar personalmente su arroz?
—Sí, claro.

—Entonces, ¿también deberá tejer sus porpios vestidos?

—Desde luego.

—¿Lleva sombrero?

—Sí

—¿Se lo ha hecho él mismo?

—No, lo cambió por arroz.

—¿Pero, por qué no se hace el sombrero él mismo?

—¡Porque está demasiado ocupado cultivando su arroz!

—Y, para cocinar, ¿usa alguna olla de porcelana?

—Claro.

—¿La fabricó él mismo?

—No, la cambió al alfarero por arroz.

—¡Así que Hsü intercambia cosas por el arroz que cultiva en lugar de fabricar todo lo que necesita, ¿no?

—Pues… -Chen-hsian se queda pensativo, sin hallar la respuesta.

—Por lo tanto –continuó Mencio-, no es necesario que cada cual haga todo lo que necesita. Si unos se dedican a unos trabajos y otros a otros, todos contribuyen con sus trabajos a la sociedad; por eso es muy difícil hacer las cosas como las plantea Hsü-hsin: el rey tiene que acarrear con muchas responsabilidades, por lo que si tuviese que hacer todos los objetos que necesita para su actividad cotidiana, difícilmente le quedaría tiempo para atender a sus responsabilidades de gobierno.

Mencio expresaba así que en la sociedad hay trabajos de distinta índole, todos ellos necesarios para el progreso de la sociedad; lo cual, puede considerarse un pensamiento muy avanzado, visto en su contexto temporal y cultural.

sábado, 25 de julio de 2009

ARSÉNICO IV (Cómic)

Hoy he podido comprobar la existencia de fantasmas. Son seres que pululan entre nosotros aunque no dejen huella. A un par de esos entes, porque hoy han podido comprobar, entre cuernos, que Arsénico no es del todo un producto exclusivo de la ficción y para celebrar su vuelta con los vivos, quiero dedicarles la cuarta entrada de este cómic:

VA POR VOSOTROS.

Un abrazo.

viernes, 24 de julio de 2009

LA LLAVE


- Gracias, han sido muy amables.

- No se preocupe. Para eso estamos, para ayudarnos.

- Buenas noches.

- Hasta la próxima.


Conversaciones similares solían escucharse entre Abraham Chamberlain y algún ocasional transeúnte, justo enfrente del núm. 2341 de W. Monroe St., en Springfield, Illinois, concretamente los días en que Jerry Douglas, por la razón que fuese no se hallaba sentado en su mecedora -adelante y atrás- en el porche de su casa, como si contase cansinamente los clientes que acudían al establecimiento Pizza Hut, aquel que se encontraba enfrente de su casa, justo al cruzar la carretera. Casi siempre, la causa de tales ausencias se debían a que cada mes, sin falta, iba a depositar un ramo de crisantemos ante la tumba de Lincoln y que después aprovechaba, también cada mes, para visitar a un hermano suyo que vivía por los alrededores del sepulcro del Presidente.

Los días en que Jerry Douglas, se hallaba musitando alguna vieja canción sureña en el pórtico de su casa, era él quien le abría la puerta. No tenía nada de extraño, pues ambos habían vivido allí, desde niños, en aquellas casas contiguas, cuyas parcelas apenas estaban separadas por un pequeño seto vegetal de unos 35 o 40 cm. de alto, cada vez peor conservado. Se conocían, pues, de toda la vida, hasta se podría decir que desde antes, porque sus familias fueron vecinas muchos años antes de que ellos llegasen a este mundo y a esa dirección. Pero es cierto que el trato entre ellos, conforme transcurría el tiempo, se iba reduciendo cada vez más a prestarse auxilios en momentos determinados, pues, disfrutar de un rato de asueto, de una buena conversación, era algo que ya hacía tiempo que no se producía, que parecía que había quedado en desuso; sin más. Y no porque fueran personas toscas o incapaces de mantener un discurso mínimamente inteligente, todo lo contrario. Debía de ser producto del paso del tiempo; sin más.

Para ser exactos, habría que decir que ninguno de los dos eran personas demasiado comunes, pues, a pesar de sus años, Jerry Douglas siguió hasta el fin de sus días publicando cada año un libro de carácter científico, con la precisión de un reloj suizo (quizá debería de haber dicho “con la regularidad de un científico disciplinado”) y que Abraham Chamberlain continúo, también hasta sus postreros días, con su hábito de reflexionar sobre cualquier cosa, por insignificante que pudiera parecer; como había sido la manera en que se había enfrentado a todo, desde siempre: Que, ¿por qué las moscas antes de posarse sufren una especie de convulsión doble, primero en la pata posterior izquierda y luego una simple en la central de la derecha?; que, ¿por qué a unos les da por empezar a leer los periódicos al derecho y a otros al revés?; que, ¿por qué las abuelas condicionan tanto a quienes deciden dedicar su vida a la política?..; que, ¿por qué ...?; Que ... ... ... Costumbre que lejos de parecer perniciosa, se podría calificar de edificante, al menos, hasta cuando se le ocurrió preguntarse, ¿por qué, siendo el orificio del bombín de la cerradura tan pequeño y la llave también, somos capaces -salvo en casos de evidente exceso de ingesta etílica- de introducir la llave en la cerradura, casi siempre a la primera y sin el menor esfuerzo.

jueves, 23 de julio de 2009

martes, 21 de julio de 2009

lunes, 20 de julio de 2009

ARSÉNICO I (cómic)

Contaré una historia a ver si nos entretiene de los calores que nos atacan.

miércoles, 15 de julio de 2009

GIMMERTON COU

Nada hacía suponer lo que iba a ocurrirme en aquel viaje a Edimburgo. Tras intentar encontrarme con algún fantasma entre sus vetustas piedras, sin conseguirlo, opté por algo más tangible y terrenal: el güisqui. Probaría todos los que encontrase. Para ser sincero, no creo que lo otro, lo de las ánimas en pena, fuese más que una burda excusa para ir tras los destilados del lugar, ya que las piedras hacía tiempo que habían dejado de interesarme y pocas cosas más me podían importar de aquellas tierras; ni siquiera el tropiezo casual con el Caballero del Imperio Británico, Sean Connery, con su eterno ceño fruncido, como para marcar distancias, y que, aunque no lo puedo asegurar a ciencia cierta, creo que le propinó un empellón a un ingenuo fan, que osó injerir en el espacio que el astro debía de considerar como propio.

Al quinto día, cuando ya no pensaba que otra cosa pudiese conformar el epítome, más que aquella desvencijada mesa de aquel destartalado establecimiento, el vaso constantemente rellenado con una u otra marca de la escocesa bebida y la mirada dispersa entre la permanente lluvia exterior, tambaleándome, como un autómata me dirigía al coche que había alquilado; sin saber bien lo que hacía, me senté al volante y cuando menos lo esperaba, me empotré contra la esquina de una vieja ruina. Había llegado a Gimmerton Cou, una pequeña población que distaba apenas unos 6 Km. de Edimburgo y de la que, hasta ese momento no tenía idea de que existiera, peor el cartel que estaba al lado de la ruina contra la que había chocado, no dejaba lugar a dudas: era Gimmerton Cou.

No sé cuánto tiempo transcurrió hasta que volví a este mundo; lo que sí sé es que enfrente había una casa de apuestas; no me importaba lo que allí se apostase: apostaría... pero apostaría luego, lo primero era aliviar la vejiga, que con tanto beber... al entrar miré a un lado y a otro, no le pregunté al dueño del establecimiento que se hallaba leyendo un diario, seguí mi instinto, que, a decir verdad, no estaba en su mejor momento, pues aquella puerta conducía a una escalera hecha directamente en la roca; era una escalera de caracol que bajaba hasta unos tres metros de profundidad... el lugar, además de lúgubre, despertaba la curiosidad de cualquiera, hasta la de un borrachín de vacaciones, como yo. Parecía un lugar destinado a la celebración, en la antigüedad de reuniones secretas: quizá un escondite de los templarios que por esa zona habían pululado en la antigüedad, quizá ritos satánicos o quizá reuniones secretas de alguna logia masónica, pues, entre los iconos que se podían encontrar en el mobiliario, tallado también en la roca, se encontraban claramente algunos compases masónicos.

Habían seis salas comunicadas por pasillos que se bifurcaban constantemente; todo tallado en la piedra. Pero, al llegar a uno de esos cruces de caminos, uno de ellos estaba claramente taponado con piedras, puestas con bastante cuidado, lo que hacía que pareciese un muro, pero con una inclinación que invitaba a descartar esa hipótesis. Nuevamente un impulso irracional se apoderó de mí. Me dirigía al “muro” y comencé a sacar piedras, de una manera que no me pareció aleatoria: estaba allí: era el Santo Grial, no cabía ninguna duda... Y pensar que en la ficción el hijo de Sean Connery lo había buscado por todo el mundo.

Escuché unos pasos que se me acercaban. Volví a esconderlo entre las piedras, siguiendo el mismo orden. Era el dueño del establecimiento que, enfadadísimo, me invitaba a marcharme de aquel lugar.

No recuerdo más; pero volví los tres años siguientes, use toda mi astucia pata colarme en aquel lugar. Lo conseguí en alguna ocasión, pero no recordaba el orden en que debía quitar las piedras. Lo que no conseguí nunca más fue acceder al copón.

lunes, 13 de julio de 2009

AY, SI FUERAMOS OFIDIOS

Ayer me chupé un documental (no en la 2, que uno es lo que es) sobre la vida y costumbres de la cobra real. Bicha bonita, donde las haya: que si es la serpiente venenosa del mundo y tal; que si se alimenta básicamente de otros ofidios; que si tiene veneno para tumbarse un elefante; que si es capaz de dosificar la dosis de su ponzoña y por eso a veces a las personas, a las que no cuenta entre sus “manjares” a veces sólo les muerde, sin inocularles nada de veneno; que si...; que si... ... ... Vamos, lo de siempre más o menos.

Lo que sí me sorprendieron, porque nunca lo había presenciado en ningún documental fue cuando, en un momento determinado, se nos mostraba a una cobra y un cobro (hale, Aído, que estarás contenta) estaban en plena cópula, otro cobro oliendo con su bífida lengua llegó hasta ellos y tras el rito de enfrentamiento entre machos, para la posesión de la cobra, va y gana; así que el que copulador salió por... no sé... porque por piernas no salió; el caso es que se las piró. Y el vencedor, en lugar de cumplir con su destino como perpetuador de tan bella especie: va y se zampa a la hembra. Bueno, no llegó a tragársela del todo, ya que a pesar de que él era de considerable tamaño, la bicha era también para tener en cuenta: así que, a media comida, se arrepiente y la regurgita, y dándose la media vuelta, se pierde entre los matorrales de la selva. Impresionante.

Ante eso, uno que piensa en la cantidad de ofidios que se hallan entre nosotros, entre eso que se ha dado en llamar “personas humanas”, y agradece que no tengamos esa facultad de las serpientes para engullir a semejantes, de talla semejante, porque viendo algunos casos que nos llegan por los medios de comunicación, nada más les faltaría eso a semejantes carroñas.


(Esta entrada se la quiero dedicar a Marta del Castillo).

jueves, 9 de julio de 2009

GROUCHADAS PAR TI Y PARA TU PRIMA

Citadme diciendo que me han citado mal.

miércoles, 8 de julio de 2009

¿“QUO VADIS”, RIVERA?

¿Hasta dónde llegará este nuevo Nerón en sus ansias por aplicar el fuego de su antorcha a todo aquel que no se someta a su caprichosa voluntad? Parece ser que ahora, para evitar una moción de censura que le habían anunciado un número suficiente de Consejeros Generales de su partido (Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía o C’s, para abreviar), les insta por medio del Presidente de la mesa de estos consejeros a que vuelvan a iniciar el proceso; y en el ínterin, dan de baja y expulsan a unos cuantos, para que el número se reduzca y ya no puedan presentarle la pretendida moción de censura. El camino que ha tomado este joven –y posiblemente inmaduro- político, de presentarse a unas elecciones sin apenas presupuesto, sin casi ningún militante, que pudiera compensar la escasez económica, pero eso sí, quedándose con el partido o, mejor dicho, con una marca –que por lo visto tiene registrada a su nombre- en vez de un autentico partido, da la sensación de que se ha equivocado en su enfoque y ahora va a la desesperada, a ver si de los rescoldos de Cs saca aunque sea su escaño.

Lo dicho: ¿”Quo vadis”, Rivera?

Mientras tanto, ¿qué se ha hecho de los otros dos parlamentarios de C’s?: Pues nada, que uno permanecerá en el Parlament, defendiendo a sus representados; el otro, por no sé qué extraño honor de cortijero dejará de representar a sus votantes, algunos piensan que para ser aceptado entro partido emergente y, entre unas cosas, la casa sin barrer.
Enlace con la noticia:

lunes, 6 de julio de 2009

EL BURRO-HOMBRE


El BURRO-HOMBRE se las apaña muy bien con el hombre burro.

sábado, 4 de julio de 2009

MI ÚLTIMO ENCUENTRO CON BAMBAS

Para ser sincero, en el último encuentro con Bambas, no llevaba bambas; era la celebración de casi una boda de unos compañeros que seguramente tienen decidido serlo más entre ellos, pero que, con tanto cisma, probablemente dejen de serlo de muchos de los asistentes al acto.

Me topé con ella, siempre amable y serena; incluso hablando de desavenencias. (Mejor que nadie vea la foto que nos sacaron, por la parte que me toca). Siempre de su parte; no sé si porque es el papel que le toca o porque se lo cree de pe a pa. Poco importa si se pone en el otro platillo de la balanza la exquisitez en momentos de desencuentro.

Cuando, después de un buen rato, le pregunté a ella por él, por si iba a asistir, me hizo un gesto de “ahí lo tienes”. Por lo visto, habían venido juntos, aunque yo no me hubiese percatado. Le saludé. Me estrechó la mano que le tendí. No sé si fue un gesto inconsciente o si el gesto inconsciente fue el que me hizo a continuación, y que todavía no he podido descifrar: El gesto fue como haciendo aire con las dos manos a la altura de la cintura, más o menos, y que uno no supo, y no sabe, si le quiso decir, “¡aire!” o “ya hablaremos en otra ocasión” o sencillamente estaba emulando a la mismísima Sarita Montiel en sus buenos tiempos del cuplé.
Supongo que se trataría de eso último, una especie de tic inconsciente o algo así, porque carecería de sentido que alguien que se las pasa, en su actual puesto de trabajo, defendiendo la libertad de expresión, cualquiera de las otras dos opciones, le quedarían un poco impropias; tan impropias, que se podría pensar que las bambas imprimen carácter.

viernes, 3 de julio de 2009

EL LLANERO MULTITUDINARIO CON BAMBAS

El Llanero Multitudinario con bambas es de tal apostura, que ama la proyección pública de su figura.

El Llanero Multitudinario con bambas, desde que ha visto que otros van siempre acompañados de una especie –o subespecie- de híbridos que bien podríamos llamar palmero-mariachis, está que se le abren las carnes, producto de la aviesa envidia.

Total que el Llanero Multitudinario con bambas, que antes lo fue Solitario, para evitar que se le relacione con su siniestro y solitario pasado, ha decidido hacer lo que sea para evitarlo: boda, bautizo, comunión o entierro que se encuentra en su camino: foto que se hace.

Moraleja: Si bien tus fotos quieres vender, fondo de tropel habrás de tener.

jueves, 2 de julio de 2009

POLÍTICOS CON BAMBAS, POLÍTICOS VERANIEGOS

Dicen que el hábito no hace al monje... o sí. Tanto bambear, tanto bambear; pero bueno, mejor que chancretear, que me lo veo venir. Que puede venir... que me lo veo venir...

Bueno, a lo que vamos. Que uno que viene del Casatschok, de Moscou y de su época, y para bailar La Bamba se calza las bambas y termina bailando El Bimbó: Mecagüentó, nos quiere meter en El jardín de Alá. Y es que como dijera en clave de genialidad Billy Wilder: “Nadie es perfecto”, y este zagal de origen Campesino, aficionado a la Macumba, nos repite con voz hipnótica, “Eres como una paloma”, hasta el punto que cree convertirnos en Paloma blanca, cuando, en realidad seguimos siendo La rana del cuento.

Nos coge nuestra estival mano, como si fuésemos una Colegiala y Dale-Dale, nos dice Vamos a la pista y nos enseña lo siguiente para ver si babeando nos tragamos La barbacoa que nos ofrece, que no está nada mal, y es ésta:


y ésta:

La cosa no está mal, pero para sacarme de Mi cafetal, de nuestro cafetal y meternos en El chiringuito ese que se puede entrever. El africano, que me sé, seguramente tendría más buenas artes para que no se le viese el plumero; que no se lo crea, que no somos un Pole-troll, para ir tras cualquier cosa. Osea ser, que de políticas del verano: ná de ná; que no somos Kounbó o similar.