Que los intentos de la catalanización de la sociedad catalana, por parte del “tripartit” de turno van a más y sin freno, hasta invadiendo terrenos de ficción, no cabe duda. Pero no, no estoy hablando en estos momentos de ficción en un sentido metafórico, no.
Verán, quizá la cosa no sea de ahora, pero fue ayer, al ir a comprar la prensa, cuando me di cuenta: el popular héroe de cómic “Super López”, en su versión catalana ya tiene nombre: se llama “Super Llopis”.
No sé si recuerdan que, no hace mucho tiempo, el inefable sumo hacedor del catalanismo catalán, Jordi Pujol, ya invitaba a todo en mundo en éste su "país" a catalanizar sus apellidos y empleaba como ejemplos casos como el presente, como el del famoso Super, o sea cambiar López por Llopis, o Pérez por Peris, o Gómez por Gomis, etc., dando por cierto que tenían más esencias y resonancias catalanas.
Pues bien, puesto que ahora contamos con un nutrido grupo de ciudadanos provenientes del Magreb entre nosotros, podemos hacer una prueba que nos situará en el origen de estos apellidos tan parecidos a los castellanos: No hay más decirles a cualquiera de estos recién llegados que pronuncie uno de estos “cognoms” y a ver que pasa.
En la lengua de los magrebíes, y en el árabe clásico, no existen diferenciadas la letra “e” y la “i”; ellos tienen un sonido intermedio que, con toda seguridad, en el pasado originó esa “fonetización” de esos apellidos, que luego se trasladó a las formas gráficas tal como hoy las conocemos.
Como es natural, estos apellidos están mucho más implantados en el Antiguo Reino de Valencia, por razones obvias. Lo que pasa es que para Pujol, ese ex emperador de opereta, el infame, pero para él glorioso, invento de los "Països Catalans" con que él y sus adláteres quieren contribuir al enriquecimiento de la Historia Universal, de tanto repetirlo, se lo han creído, a tal punto que cualquier cosa que les llegue desde el inmediato sur, tiene tintes catalanistas, aunque su procedencia, como es el caso, venga de más alla de los límites de la península, a la que los "desaprensivos" llamamos España. Ay, ay, ay...
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