martes, 28 de julio de 2009

MENCIO

Ji Mèngkē (370 a. C. - 289 a. C.), Mencio para los occidentales, es uno de esos personajes que de vez en cuando me viene a la memoria, seguramente porque me cae bien; porque no es para menos que en épocas tan remotas llegase a preocuparse de que los gobiernos se humanizasen, ya que intentó influir en los gobernantes, para que estableciesen situaciones más beneficiosas para el desarrollo de las personas.

Una anécdota:

El príncipe Teng-wen-kong en una ocasión en que visitaba el Reino de Chu, se enteró de que Mencio se hallaba en el cercano Reino de Sung; así que se desvió de su camino para encontrarse con él. En la entrevista Mencio le dio algunos consejos para gobernar de manera más humanitaria su pequeño país de Teng, cuando fuese rey, cosa que hizo. Como consecuencia, y para mejorar sus condiciones de vida y evitar guerras, su reino se llenó de inmigrantes provenientes de los reinos cercanos. Uno de los que acudieron a Teng fue Hsü-hsin, a pesar de que no aceptaba la teoría de Mencio de aplicar la regla de “cooperar repartiéndose el trabajo”, pues Hsü-hsin sostenía que todos, desde el último vasallo hasta el rey debían producir todo lo que necesitasen.
Posteriormente, un ciudadano llamado Chen-hsian, que había visitado a Hsü-hsin, se imaravilló al conocer su ideario, abandonando todo lo que había estudiado anteriormente y haciéndose discípulo de Hsü-hsin. Esto es lo que se dice que informó a Mencio:

—Señor Meng, me ha dicho Hsü-hsin que el rey del Reino de Teng puede ser considerado como un rey virtuoso y capaz; pero lástima que todavía no entienda la verdad.

— ¿Qué verdad?

—Hsü-hsin afirmó que una persona virtuosa tenía que cultivar la tierra junto con el pueblo, hacer la comida por su cuenta. Ahora bien, el granero de Teng-wen-kong está lleno con el arroz que le entrega el pueblo. Eso quiere decir que el rey roba la cosecha de los campesinos. ¿Cómo puede decirse que Teng-wen-kong es un hombre honrado?

Al oír la objeción de Hsü-hsin, Mencio contestó sonriendo:

—¿El señor Hsü tiene que plantar personalmente su arroz?
—Sí, claro.

—Entonces, ¿también deberá tejer sus porpios vestidos?

—Desde luego.

—¿Lleva sombrero?

—Sí

—¿Se lo ha hecho él mismo?

—No, lo cambió por arroz.

—¿Pero, por qué no se hace el sombrero él mismo?

—¡Porque está demasiado ocupado cultivando su arroz!

—Y, para cocinar, ¿usa alguna olla de porcelana?

—Claro.

—¿La fabricó él mismo?

—No, la cambió al alfarero por arroz.

—¡Así que Hsü intercambia cosas por el arroz que cultiva en lugar de fabricar todo lo que necesita, ¿no?

—Pues… -Chen-hsian se queda pensativo, sin hallar la respuesta.

—Por lo tanto –continuó Mencio-, no es necesario que cada cual haga todo lo que necesita. Si unos se dedican a unos trabajos y otros a otros, todos contribuyen con sus trabajos a la sociedad; por eso es muy difícil hacer las cosas como las plantea Hsü-hsin: el rey tiene que acarrear con muchas responsabilidades, por lo que si tuviese que hacer todos los objetos que necesita para su actividad cotidiana, difícilmente le quedaría tiempo para atender a sus responsabilidades de gobierno.

Mencio expresaba así que en la sociedad hay trabajos de distinta índole, todos ellos necesarios para el progreso de la sociedad; lo cual, puede considerarse un pensamiento muy avanzado, visto en su contexto temporal y cultural.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

En todas las épocas suele haber un genio adelantado a su tiempo que sienta cátedra para las siguientes generaciones más que para las coetáneas.



John W.

Anónimo dijo...

Lo que pasa es que aunque las grandes ideas ya estén pensadas, no se terminan de poner en práctica.
No sé por qué.
Besos.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Seguramente, Polidori, por lo menos ha ocurrido muchas veces, no sé si siempre.

Saludos.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Realmente, Reyes, ésta no es la única idea por la que a Mencio se le puede considerar un adelantado a su tiempo; hay uno, que fue el que me "enganchó" a su figura, que si lo encuentro os lo comentaré. Lo malo es que sé que lo encontré, hace ya algún año, en el Diccionario Enciclopedico Hispano-Americano (tengo 28 tomos)y me gustaría referirlo con exactitud; pero no está en la entrada "Mencio", así que tendré que buscarlo.

Besos.

María dijo...

¡¡ Yo también me había fijado en el Maestro Meng!!

Como tú dices, además de un adelantado en con su filosofía, en montón de siglos a su época.
Es de los míos, pensaba que el hombre es bueno por naturaleza y dentro cuanta con los cuatro elementos, para tras cultivarlos, conseguir ser alguien que merezca la pena (esto, de mi cosecha)

Fue el autor de la frase:
" No existe guerra justa"
..Creo que tenía toda la razón.

Me ha encantado tu entrada.
Un beso.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Buena cosecha la tuya,María, te podrías dedicar a la ampelología y a la enología. (Ja, ja, ja...).

"No existe guerra justa": Cuántas veces me viene esa frase a la mente, cuando los políticos quieren que nos traguemos unas guerras como buenas y otras como malas.

Gracias.

Otro beso.

María dijo...

Yo, que soy más charlatana,
También te saludo...
Y además te digo...
Que no sé lo que es la ampelología...
Pero mi abuelo tenía bodegas y madre fue enóloga...
¡¡lástima, porque yo no sé nada ni de uvas, ni de vinos!!
gracias por tu visitilla :-)

Ó Ó
L
W

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

María, como soy tan despiste lo he buscado, no fuera a ser que...

En esta dirección tienes información sobre la ampelología:

http://es.wikipedia.org/wiki/Ampelolog%C3%ADa

carmen dijo...

A mí me ha gustado Mencio. Y he entendido todito. Albricias!...

Y ahora voy a buscar : Ampelología

Y yo tampoco creo que haya guerras justas. Los que se deberían batir en duelo son los que las provocan. Ellos solitos.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Carmen, no hace falta que lo busques, en la respuesta anterior he incluido una diercción de Internet.

La solución alternativa que das a las guerras: la suscribo.

Anónimo dijo...

Confuncio entendió el TAO, cuya antigüedad se desconoce, como un ordenamiento de lo conocido conforme a una estructura social ordenada en escalas de dominantes y dominados (Yin-yang). Mencio, posteriormente reconoció en el Estado esta solución ordenadora para la búsqueda de la Felicidad de la Civilización. Demos gracias a las sabias mentes de la Antigüedad china por educar millones de millones de sapiens sapiens pekinensis en la sumisión, la autoridad totalitaria y el absoluto estatismo.