lunes, 2 de noviembre de 2009

ME LA JUEGO REPRODUCIENDO A PÉREZ-REVERTE, PERO...

Sé que corro el riesgo de que me pille Teddy Bautista y su SGAE, y me las hagan pagar con creces; pero, cuando he leído el artículo de Arturo Pérez-Reverte, que a continuación reproduzco, he sentido una especie de alivio al ver que hay una juventud seria y preparada, que cogerá el timón, cuando le toque, con total firmeza y responsabilidad, en contra de esa idea que tantas veces se nos da de una juventud-basura.

También he querido hacer esta especie de homenaje, en estos momentos en que el Gobierno quiere alargar la enseñanza obligatoria hasta los 18 años, pues, aunque sé que muchos ven –yo mismo entre ellos- la posibilidad de que se trate de una fórmula oportunista para ocultar cifras de parados, etc., el hecho de que, con ese estiramiento de la enseñanza, se pudiera conseguir que algún alumno, que se hubiese quedado rezagado, se enganchase al carro de estos jóvenes estupendos, valdría la pena.

Ahí va el artículo de Pérez Reverte:

*** *** ***

Conozco, desde hace tiempo, a una señora que tiene a los niños criados y al marido ocupado en sus cosas, y la suerte, ella, de no tener que trabajar para ganarse la vida. Es una de esas mujeres afortunadas con posición económica cómoda, dentro de lo que cabe, que dispone de tiempo suficiente para dedicarlo a sí misma. Como todavía está de buen ver –fue muy guapa y todavía lo es–, no necesita dedicar horas a mantenerse en forma, pues tiene una forma estupenda. De maruja calza lo mínimo: no es de mucha tele –excepto los debates políticos, que se los zampa–, sino del tipo lectora. Devora libro tras libro; sobre todo, novelistas rusos y centroeuropeos, en ficción, e historia, ensayo y memorias sobre la primera mitad del XX. De bolcheviques, revoluciones y ocaso de la monarquía austrohúngara, entre otras cosas, sabe más que nadie. Disfruta con todo eso, sin otro objeto que el conocimiento en sí mismo. Saber y pensar. Ni se le ocurre escribir novelas, ni nada. Sólo tiene una profunda curiosidad por la vieja y zurcida Europa. Por comprender, a la luz de la memoria escrita y la cultura, el mundo que fue y el que es. El pasado que explica el presente y los seres que lo pueblan.

Tiene tiempo libre, como digo. Y hace un par de años, en vez de meterse en un gimnasio o estirarse la piel, decidió hacer una segunda carrera universitaria. Volver a las aulas, estudiar de nuevo, asistir a clases que abrieran nuevas puertas a sus ganas de saber, a su mirada curiosa y lúcida. Empezó temiendo ser la abuelita Paz de su clase, pero se integró bien. Intercambia apuntes, hace trabajos en común. El año pasado, estudiando como una leona, aprobó el primer curso de una carrera de humanidades. Está encantada. Feliz. Sobre todo, como ella dice, porque es maravilloso aprender sin otra ambición que el conocimiento. Y también porque, afirma, su respeto por los jóvenes es mayor desde que los trata cada día. Estamos equivocados con ellos, sostiene. La mayor parte de mis compañeros de clase son chicos cultos, de una tenacidad admirable. Con ganas de aprender. Con vocación, inteligencia y coraje. Nunca he vuelto a hablar despectivamente de un joven universitario desde que estoy de nuevo allí. Deberías decirlo en uno de tus artículos, Reverte. Es de justicia.

Porque sólo es otro mundo, afirma mi amiga. El que viene. Chicos orientados hacia una manera diferente de ver la vida, nacidos en un territorio hostil, más desesperanzado que el de sus padres y abuelos. Con un futuro incierto, peligroso. Pero eso no mata su entusiasmo. Es cierto que muchos llevan impresa la mirada del soldado perdido: de quien sabe que el combate tiene pocas posibilidades de victoria. Sin embargo, es admirable verlos levantar la mano en clase para plantear preguntas o iniciar una discusión; la energía valerosa con que defienden lo que creen saber y se adentran en lo que les interesa. Su tenacidad, su sensatez. Una chica con piercings y la tripa al aire, un pasota desastrado, pueden hacer de pronto una observación o formular una pregunta que te hacen mirarlos, asombrada. Fascina observar cómo se afirman intelectualmente, adentrándose en su vocación. En sus sueños. Y no creas que van engañados: saben lo que les espera. Perfectamente. Su generación creció con la certeza del paro irremediable, del triste paisaje que les dejamos como herencia. Y sin embargo, es conmovedor verlos perseverar, tenaces, en lo que les pide el cuerpo. Persiguiendo lo que aman. Estudian hermosas carreras, en apariencia inútiles, porque la utilidad que persiguen es otra. Va más allá del simple ganarse la vida.



Hay pedorros, claro. Muchos. Descerebrados e imbéciles. Simple carne de botellón: borregos listos para el matadero. Pero ésos siempre los hubo –haz memoria, Reverte–. En cuanto a mis actuales compañeros de clase, te sorprendería ver los libros que llevan, mezclados con los de Stieg Larsson y Ken Follet: clásicos griegos y latinos, o literatura de altísima calidad. Los hemos visto crecer pensando que son una generación irresponsable, analfabeta funcional, que poco sabe y menos quiere saber. Sin darnos cuenta de que las necesidades y el modo de aprender han cambiado, pero las ganas siguen. Si piensas en lo que a nuestra generación le enseñaron y lo que aprendió por su cuenta, comprenderás que es lo mismo. Estos chicos hacen idéntico esfuerzo al que hicimos nosotros; más admirable en su caso, pues ahora las interferencias son mayores. Los juzgamos con dureza al verlos todo el día con el ordenador y la tele, sin darnos cuenta de que ése es otro modo de formarse, que nosotros no tuvimos. Una herramienta útil, adecuada al tiempo que viven y a lo que les espera, que ellos manejan como nadie. Que los lleva más allá de donde a nosotros nos llevaban nuestros simples libros. Así que no te equivoques con ellos, amigo. Y deja de gruñir. Durante algún tiempo seguirá habiendo justos en Sodoma.



*** *** ***

Si queréis comprobar su veracidad, clicad aquí.

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36 comentarios:

Marina dijo...

Pues sí J. ciertamente, ya lo había leído y es un gusto verlo reproducido en tu blog, casi me dan ganas de reproducirlo en el mío.

Yo, que les he dado clase casi justo antes de llegar a la Universidad, creo tb en los jóvenes. Siempre les he defendido. Qué hay de todo?, por supuesto, pero como siempre.

Te podría contar mil anécdotas y realidades que ampliaran lo que esta señora dice y piensa, porque las hay. Pero sería tedioso, tal vez.

Rompamos una lanza a favor de nuestro futuro, seguramente no del suyo, que se lo estamos destrozando.

Yo tengo dos hijas universitarias y por mi casa pasan muchos estudiantes, que en verano trabajan de lo que sea y en invierno estudian, que hacen botellón en mi balcón cuando llueve, por ejemplo, y me invitan a una copa... Seguramente no será tan malo si yo ando por medio ¿No? o quizá sea que yo soy "rarita" tb.

Bienvenidos sean los jóvenes y sus ganas de vivir y de hacer... el resto se quedará donde siempre estuvo, ni un milímetro más cerca ni más lejos.

Hoy te has ganado el sobresaliente chaval.

Besos mil.

Enrique Suárez dijo...

Estoy de acuerdo con la señora, cada día contemplo como mi hija de 21 observa absorta las "furibundeces" de su padre, en esto de hacer patria desde casa que es el oficio de los blogueros cabreados. Pero mira, claro, eso es lo importante. No sabe muy bien lo que quiere, pero cada día sabe mejor lo que no quiere. Con eso me vale para confiar en el futuro.

Saludos Juan, que hace tiempo que no te visitaba

Erasmo

carmen dijo...

Me ha encantado que reproduzcas este artículo por la señora, que se ha stirado las neuronas y no los surcos de la vida que son fantásticos!
Y claro que hay una juventud preparada y solidaria, maravillosa, sincera y educada. pero los del botellón cunden mucho, y da pena el borreguismo, la falta de imaginación, los lugares comunes... y

carmen dijo...

Pues ahí queda el misterio de la "Y" .Porque le he dado a la tecla sin darme cuenta, pero habrá sido mejor!

June dijo...

Nunca he dudado de que tenemos tendencia a sacar conclusiones rápidas .
En estos tiempos habrá de todo, como en los tuyos , en los míos y en la época romana .
En realidad es como aquella serie de dibujitos, "Erase una vez el hombre..." , ta acuerdas ?
Siempre salían los mismos personajes a través del tiempo.
Beso, Juan .

pepa mas gisbert dijo...

La verdad es que he terminado de leer el artículo porque tu lo propones pero yo me hubiera quedado en la primera frase, Reverte ya no es lo que era, ese primer párrafo me parece de un rancio y de un machista que no veas, o eso, o que me has pillado con la menopausia y ya no aguanto nada.

Un abrazo, estoy convencida de que tu mismo lo hubieras dicho mejor y con más humor e ironía

P Vázquez "ORIENTADOR" dijo...

Estoy de acuerdo con la "señora". Yo diría más: incluso el botellón es una manera inteligente de ir contra el sistema, contra los precios de los bares, pubes y discotecas. Los botellódromos: unos guettos que alejan a los jóvenes del resto: de vergüenza. En cuanto a lo de estudiar de mayor, yo también lo hice: una gozada...

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Volvi a la Universidad también cuando ya estaba casada y tenía dos hijos, una experiencia similar a la de la protagonista del artículo con la que también coincido en el hecho de que estudiar sin otra ambición que la del conocimiento te proporciona muchas satisfacciones.

Alli me encontré con todo tipo de jóvenes, desde los que trabajaban y estudiaban haciendo encaje de bolillos para poder asistir a la mayoría de las clases, hasta los que no hacían otra cosa que tomar apuntes y visitar la cafetería, sin que ninguna de ambas actividades supusieran para ellos incentivo alguno para cambiar su pose de pasota.

Me permito dudar de la cultura que dice la señora que ostentan sus compañeros o, por lo menos, dudar de que éstos sean mayoría. Claro que la cultura en general es un término que aglutina muchas cosas; Tal vez, en cultura digital sí lo sean.

Con gran pena he de remitirme a las pruebas, Según informes del año pasado, sólo el 44% de los alumnos españoles logra titularse, frente al 75% de los nórdicos, belgas y franceses, y el 90% de los británicos.

Los buenos estudiantes pasan desapercibidos, eso es cierto, ante la marabunta de los malos estudiantes, lo cual no quiere decir que no los haya y sean estupendos, pero no son mayoría, lamentablemente.

Anónimo dijo...

Lo que está pasando con los jóvenes es un retrato de lo que está pasando con la sociedad, una polarización cada vez mas acusada.

Hay de todo, pero cada vez mas blanco y negro y menos gris.




John W.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Probablemente,MARINA, uno siempre actúa interesadamente; y seguramente yo lo he hecho en este caso.

Ocurre que, en estos momentos, en un foro privado de Google, estamos debatiendo sobre el asunto de ese estiramiento de la enseñanza obligatoria. Prácticamente todos los participantes ven –vemos- la posibilidad de que el Gobierno, tan proclive a ello, esté usando ese tema con intenciones de hacerse una autopromoción populista. Acepto esa posibilidad. Pero, sean o no esas las razones que les animan, unos cuantos, entre los que me encuentro, creemos que, más allá de esas presuntas intenciones, las medidas pueden tener algo de positivo, siempre que se apliquen convenientemente, claro.

Supongo que al leer el artículo de Reverte, ha pasado por mi cabeza, no sé si muy noblemente, el usarlo como un aval, aunque éste sea un foro diferente... Lo dicho, no lo sé, las personas a veces obramos así y no creo ser una excepción.

Saludos.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Pues sí, Erasmo, hace tiempo que no teníamos contacto “blogueril”, a pesar de que tu blog me resulta muy interesante, pues aunque partimos de presupuestos ideológicos diferentes, siempre hemos coincidido y porque, hay que decirlo, eres un pozo de saber... también de otras cosas, la verdad. ;-)

La razón de no haberte visitado desde hace tiempo, es que, cuando lo he intentado desde “favoritos”, desde hace mucho tiempo, el sistema me remite a una página tuya antigua, por lo que había llegado a pensar que habías dejado el blog. Lo actualizaré a ves si me deja acceder a tus entradas actuales.

Pues eso, gracias por tu visita

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Cierto que hay de todo, CARMEN, de todo lo que hablas y más; por eso mi apuesta siempre será por el camino que pueda aumentar el grupo de esos maravillosos, porque cada uno que pase a ese grupo, es uno menos que hay en el otro; en el de los que están condenados de por vida.

Saludos.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

La verdad es que queda oportuna esa "y" casual.

Un abrazo, CARMEN.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Pues ya esta bien, ¿no te parece JUNE? ¿No te parece que ya es la hora de que alguno de los de siempre se salve de la quema de la ignorancia?

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Te agradezco, ALMA, la deferencia que has tenido conmigo de leer el artículo porque yo lo haya incluido aquí, también el que hayas querido compararme con una mente tan lúcida, a pesar de sus formas que creo que son, pretendidamente, incisivas en exceso. La verdad es que Reverte es todo eso que dices y más, y además, todo lo contrario. Pero, con toda la ironía que intuyo ese primer párrafo, nos guste o no, describe una parte de la sociedad, en mi opinión; porque las hay.

Otro abrazo para ti, desde la discrepancia, pues no le llego ni a la suela del zapato en humor e ironía. Lo afirmo.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

El botellón, en mi opinión, apreciado CONTADOR, como todo tiene sus aspectos buenos y los menos buenos. La parte de denuncia del sistema, me parece muy positiva; pero, que se hagan fuera de las ciudades, no me parece tan malo, si tenemos en cuenta que, al menos en Barcelona, se están haciendo en zonas habitadas por personas mayores, fastidiándoles el descanso que necesitan. Puede que lo del los botellódromos no estuviese tan mal si el resto de la sociedad se arremangase y se fuese allí con los jóvenes. Así se evitaría la formación de gettos, que no siempre Mahoma tiene que ir a la montaña, a veces lo contrario tampoco está mal.

Saludos.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Estamos de acuerdo, Shikilla, en que no todos los chavales son la maravilla... ni de lejos; tampoco los universitarios. Pero sí creo que la cultura, en la mayoría de los casos, o en muchos por lo menos, abre las mentes y que es deseable que se beneficien de ella, cuantos más jóvenes mejor. Y, desde luego, prefiero que el dinero de mis impuestos se destine a intentar conseguirles ese acceso a la cultura a cuantos más, mejor, que, que se lo tirnquen unos cuantos, como lamentablemente estamos viendo que está ocurriendo tan a menudo.

Un abrazo.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

No sé, POLIDIRI, creo que sí, que hay más blanco y más negro, pero, paradójicamente, creo que también hay mucho más gris.


Saludos.

Cris (V/N) dijo...

Me ha encantado que nos pongas "algo tan bueno" aquí en tu casa, vecino, un aplauso para ti, y para el escritor de este artículo :) Lo guardaré para releer, con permiso, vale?

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Me encanta que te encante, pero el mérito es todo del autor.

Beso.

Susy dijo...

Lo que puedo decir es que, como empíricamente se demuestra, los hijos son unos grandes desconocidos para los padres o, dicho de otra manera,
responden a una "duplicidad" automática en sus comportamientos, deseos, intereses y deambulares, ante sus familiares y otra para esa "segunda o tercera fase" que nada tienen que ver con ellos.

Y que cuanto más aseguran los padres conocerlos y estar seguros de sus comportamientos, como una regla de tres directa, en menor medida les conocen.

Hasta en los casos más graves, siempre fueron las "malas compañías" las que les llevaron a cometer y llevar a cabo lo que se descubrió o supo después.

No obstante, hay que tener cierta fe (como en un juego de azar) en que esa duplicidad que en el universo se dá, con el tiempo, conforme un indivíduo con cierto equilibrio y poco tiene que ver el estrato cultural-social al que pertenezca o las enseñanzas que en casa hayan recibido.

Ojo, que no se trata de pesimismo eh? es que el tema y su realidad más complejo no puede ser.

Un abrazo.

(Lo siento pero P.Reverte, al que conocí personalmente por avatares familiare de él, no me parece persona autorizada para en tal campo precisamente diagnosticar).

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Admito la complejidad del tema y tu abrazo, que devuelvo, SUSY.

En cuanto a Reverte, no he tenido el gusto o disgusto -supongo que según su día- de conocerle, pero, en este caso, me circunscribo a su escrito, que podría haberlo firmado otra persona.

LOLI dijo...

Que interesante!!!De verdad que estas palabras deberiamos hacerlas circular sobretodo para que las personas que tanto se meten con la juventud las lea.Tengo que irme despues volvere para leer todos los comentarios.
Muchas gracias guapo por esta entrada.

María dijo...

¡¡Hola JUAN y familia!!

Coincido con todos en que la juventud, es muchísimo más que cuatro tarados bocazas que como en todos los aspectos de la vida, son los que más ruido meten, pero eso no quieres decir que no haya muchísimos más incluso, con inquietudes por ser buena gente y además preparada y con criterio propio.

Lo de la Sra del artículo, es otro de esos ejemplos de gente que no se conforma con vegetar y que tenga los años que tenga, sigue con curiosidad, con ganas de saber y de seguir conectada al mundo.

Respecto a lo de hacer la educación obligatoria hasta los 18, me parece un tema un tanto complicado y me explico. Yo te entiendo Juan cuando dices, que mejor que se invierta en educación que en otra cosa. Y con independencia de los fines políticos ocultos a que persiga esta medida...A MI, ME PREOCUPA OTRA CUESTIÓN:

Resulta, que ahora mismo en los Institutos, donde sólo es obligatoria la enseñanza hasta los 16, se quejan profesores y alumnos, de todos los que están allí, "obligados" sin querer estar y que constantemente provocan conflictos y molestan a los que sí que desean aprender, imagínate que ocurrirá si se alarga dos años más la estancia en los centros de esta gente. Terminarán entrando los antidisturbios en las aulas, creo que ese es un mal que objetivamente existe y no me parece justo que se les haga pasar por este calvario.

Todo lo que sea obligatorio, más en terrenos de enseñanza a la larga fracasa.

Si de verdad se pretende favorecer, la preparación de nuestros jóvenes, que se articulen medidas que se lo faciliten a quienes de verdad lo deseen, es así de fácil.

Muchos besos para todos.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Hasta luego, LOLI.

Gracias a ti por tus comentarios y tu visita.

Besos.... (¡Huy,se me escapó!).

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Claro,MARÍA(que si fueses santa serías una carabela), si nos parece bien que esa señora, o cualquier otra persona, siga formándose de mayor, ¿por qué no va a ser bueno que los jóvenes puedan completar a suya un par de años más? Lo que está claro es que habría que hacerlo con todas las medidas adicionales que hiciesen falta; porque sin una reforma: ¡pobre personal docente! No, no, no...

Besos.

María dijo...

No, querido Juan,

No me has entendido.

Lo que no me parece bien es que "se obligue".

Que se generalice hasta los 18, a los que quieren y a los que no quieren. Eso va a ser un problema insalvable.

Exactamente igual que ocurre hoy con los que con 16 tienen que ir obligatoriamente. Pero 16 es precisamente la edad en la que se accede al mercado laboral, por tanto, es razonable esa obligatoriedad, no van a estar viendo la TV, en casa todo el día o por ahí de marcha.

Con 18, es otra historia, creo yo, vamos.

más besos.
P.D. ¿has visto el vídeo que os dejé en casa de Marina?

PEGASA dijo...

Si es que teneis poca fé en nosotros los jóvenes jajaja.

En lo que a que suban a 18 la educación obligatoria. Pero también quiero hacer un manifiesto, aprovechando el post.
Cuando era pequeña el profesor tenía una autoridad igual que la de un padre en casa. Vamos que si me daban en las manos con la regla y lo decía en casa. Mi madre decía. "Te tenían que haber dado más fuerte, hago habrás echo".
Ahora, hoy día se repite la escena y denuncian los padres al profesor por intentar matar a su hijo a palos.
Vamos, que en una palabra. Hemos pasado de la libertad al libertinaje. Eso tampoco está bien.
No se les tiene ningún respeto a los profesores en el instituto, les amenazan, les pegan los propios alumnos. Se meten en clase con porros y amenanzan con navajas al profesor si éste dice algo.
Esto no puede seguir así,deben ponerse medios para intermediar entre alumnos, padres y profesores y que se cree un ambiente de respeto y armonía.
Lo que no se puede ir a trabajar con miedo todos los días y siempre mirando de vez en cuando hacía atrás por si te sigue alguién.

Bueno y dicho lo dicho, solo decirte que como puedes presumir que Reverte es Valenciano, pues no tenga miedo, que seguro que él te dejaría que usara su artículo a un paisano.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Feo verbo ese de “obligar”, en cualquier tiempo que se emplee; pero imprescindible. Porque, o se les obliga a estudiar hasta los 18 o se les obliga a trabajar desde los 16 o, lo que sería peor, se les obliga a gandulear un par de años. La vida está cargada de obligaciones, que como tal suelen ser desagradables, pero que tenemos que asumir. Supongo que es el precio que hay que pagar a cambio de los beneficios que obtenemos de vivir en sociedad.
Los 18 quizá nos trajesen nuevas complicaciones, nuevos problemas... pero seamos positivos, ¿para qué están los problemas, si no es para solucionarlos?

En su lugar tienes la respuesta al vídeo.

Besos.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Claro, PEGASA, entre los extremos siempre hay puntos intermedios: ni lo uno ni lo otro.

No quisiera yo que algún cartagenero se ofendiese por incluir a Reverte entre la lista de los muchos valencianos ilustres: a cada cual, lo suyo.

Reverte es de esa bella tierra, de Cartagena.

Besos.

PEGASA dijo...

Anda, pues siempre he pensado que era de Valencia. Ayyyy que ignorancia la mía jajaja. Besos.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Ignorancia, nada peligrosa, PEGASA, sólo porque ignorabas algo que no es obligatorio saber de todo quisque.

Besos.

BB dijo...

Yo estoy totalmente de acuerdo en
lo que dices de hacer obligatorios los estudios hasta los dieciocho, o se estaría obligándolos a trabajar desde los dieciséis y,
por lo tanto, engrosar la línea
de los parados o, simplemente a
holgazanear.
En mi tierra es obligatoria la
enseñanza hasta los dieciocho
años.
Los muchachos han sido buenos o
malos, díscolos u obedientes,
en todas las épocas. Sólo hay
que leer lo que hablaban de
ellos en la antigua Grecia.

Un beso
BB

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Y, ¿a que no pasa nada malo por esa escolarización hasta los 19, BB? Supongo que todo se resuelve si se aplican los medios oportunos, pero de que en abstracto es una buena medida, no me cabe duda.

BB dijo...

Acá ha funcionado. Son doce años
de estudios para recibir el título
de Bachiller en Ciencias, Letras
o Comercio. Sin ese diploma, no
puedes ingresar a la carrera
universitaria.

Un beso
BB

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

O sea, BB, que todo depende de la metodología que se aplique, ¿no? Algo de esos me sospechaba, pero si ya hay constatación, todo queda claro.

Beso.