Muy señores y miembras míos/as:
Una extraña compañera de viaje -¡qué desvergüenza la suya-, se me ha sentado en las rodillas. La miro –la vigilo, más bien- con estupor y perplejidad desde la perspectiva de favor que me ofrecen los aledaños de la vida; espero que sólo sean posicionales. La acepto -cómo no-, estoy –cómo no y como siempre- dispuesto al intercambio de unas cuantas calorías mutuas –como cualquiera- por escasas que sean y aunque no tengan la k de quilo.
Revolviéndome en mis propias miasmas, desde lo más profundo de ellas, es inevitable la pregunta: ¿por qué la irracionalidad de la palabra puede verse como poesía y la de las personas, simplemente, como prosaica alteración?... Y, ¿por qué no?... Al totum revolutum, que, según un viejo tango debiera haber transitado exclusivamente el XX, habría que sacarle punta: separar el grano de la paja. No puede acabar lo que nunca ha existido.
La vida, que se empeña en mostrarse permanente y perversamente a través de un espejo, se afana en ofrecernos como válida una propiedad conmutativa que no forma parte de ella; entonces, ¿por qué coño nos jode la existencia con matemáticas y más matemáticas?... sus matemáticas.
Ahora, cuando ya no me quedan puntos suspensivos para usarlos cono tabla de salvación, y no tengo tiempo para encontrar mi sombra, ni mi reloj sabe buscarla, ahora, compañera de fructífero intercambio de regazos, te acepto con tus preguntas, siempre que aceptes como contrapartida mis egoísmos.
Una extraña compañera de viaje -¡qué desvergüenza la suya-, se me ha sentado en las rodillas. La miro –la vigilo, más bien- con estupor y perplejidad desde la perspectiva de favor que me ofrecen los aledaños de la vida; espero que sólo sean posicionales. La acepto -cómo no-, estoy –cómo no y como siempre- dispuesto al intercambio de unas cuantas calorías mutuas –como cualquiera- por escasas que sean y aunque no tengan la k de quilo.
Revolviéndome en mis propias miasmas, desde lo más profundo de ellas, es inevitable la pregunta: ¿por qué la irracionalidad de la palabra puede verse como poesía y la de las personas, simplemente, como prosaica alteración?... Y, ¿por qué no?... Al totum revolutum, que, según un viejo tango debiera haber transitado exclusivamente el XX, habría que sacarle punta: separar el grano de la paja. No puede acabar lo que nunca ha existido.
La vida, que se empeña en mostrarse permanente y perversamente a través de un espejo, se afana en ofrecernos como válida una propiedad conmutativa que no forma parte de ella; entonces, ¿por qué coño nos jode la existencia con matemáticas y más matemáticas?... sus matemáticas.
Ahora, cuando ya no me quedan puntos suspensivos para usarlos cono tabla de salvación, y no tengo tiempo para encontrar mi sombra, ni mi reloj sabe buscarla, ahora, compañera de fructífero intercambio de regazos, te acepto con tus preguntas, siempre que aceptes como contrapartida mis egoísmos.
7 comentarios:
Es una hermosa declaración de principios, tan bien escrita, aunque no sé bien a qué se refiere exactamente... Ante la duda, que marche otra de gambas!
Pues, no quisiera asustarte mucho, Barbara, pero, de alguna manera, es una reflexión tras haber leído tu última entrada. No es una respuesta, ni nada parecido; es sencillamente eso, una reflexión de forma general.
O sea, que eres "culpable" así, entre comillas.
Toma ya! culpable así sin jucio ni ná. Bueno, pues me alegro de suscitar reflexiones...
Quizá sea un juicio sumaróisimo, pero "suscitoso" al fin.
"Sumarísimo", quise escribir, Bárbara, pero es que cada vez mis dedos se parecen más a morcillas.
¡Pero qué críptico MIS! ¿No puede ser una de calamares?
Beso ;-)
¿Críptico?.... ¿calamares, por gambas?... Pues mira que hablo claro y mira que tengo las patas cortas...
Beso ;-)
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