¡Qué le voy a hacer!... Sé que lo mío con “La Noria” es poco comprensible para algunas de las personas que frecuentan este blog, pero, ¡¡qué le voy a hacer si me gusta aprender!!! Que nadie ose decirme que de los gestos de Jordi González, “natural de Barcelona, según obra en el Registro Civil” (Serrat: Cito origen para que nadie me acuse de plagio), no son una especie de la Universidad de la Vida, en tomos, para saciar nuestra sed de sabiduría, sobrepasando lo que está en los escritos: los del Mar Muerto, inclusive.
Pero no sólo se aprende de este presentador que anda a saltitos, como si temiese resbalarse, no: también aprendemos, y mucho, de los contenidos del egregio programa: esta semana, entre otras cosas, tocaba la cosa de la conveniencia, o no, de los anuncios de sexo en la prensa (parece que la tienen cogida con las pilinguis... pero, vamos, no digo nada, porque eso debe de ser de un progre postmoderno, rayano en el antiguo religiosismo, que las meninges de uno no alcanzan ni por asomo: la vida que es como una noria; nunca mejor dicho).
No se me había pasado por la cocorota que los medios de comunicación que dan soporte a esos anuncios, desde un punto de vista de la interpretación de la Ley, estaban ejerciendo una función de proxenetismo, ya que se benefician de las profesionales del sexo. ¿Veis como se aprende... y mucho? Pues nada, a esperar a otros programas del Jordi para seguir enriqueciéndonos intelectualmente; programas en los que seguramente se extenderá las acusaciones de proxenetismo a las costureras que les hacen las minifaldas para hacer la calle, al sector abogacía que les asiste, a los médicos que en consulta privada les hacen los correspondientes análisis y analíticas y hasta a las ONG’s que, a favor o en contra, algo trincan de las callejeras, por poner algunos ejemplos.
No está nada mal que a las gentes –hombres y mujeres- que viven e intentan vivir de y en la calle, desde lujosos palacetes –entiéndase en sentido metafórico o como se quiera- , se les quiera dar soporte, aunque sea intelectual... pero, para hacer honor a la verdad, no me pareció la más descarriada, en ese sentido, la puta que representaba a las de su profesión. NO.
Pero no sólo se aprende de este presentador que anda a saltitos, como si temiese resbalarse, no: también aprendemos, y mucho, de los contenidos del egregio programa: esta semana, entre otras cosas, tocaba la cosa de la conveniencia, o no, de los anuncios de sexo en la prensa (parece que la tienen cogida con las pilinguis... pero, vamos, no digo nada, porque eso debe de ser de un progre postmoderno, rayano en el antiguo religiosismo, que las meninges de uno no alcanzan ni por asomo: la vida que es como una noria; nunca mejor dicho).
No se me había pasado por la cocorota que los medios de comunicación que dan soporte a esos anuncios, desde un punto de vista de la interpretación de la Ley, estaban ejerciendo una función de proxenetismo, ya que se benefician de las profesionales del sexo. ¿Veis como se aprende... y mucho? Pues nada, a esperar a otros programas del Jordi para seguir enriqueciéndonos intelectualmente; programas en los que seguramente se extenderá las acusaciones de proxenetismo a las costureras que les hacen las minifaldas para hacer la calle, al sector abogacía que les asiste, a los médicos que en consulta privada les hacen los correspondientes análisis y analíticas y hasta a las ONG’s que, a favor o en contra, algo trincan de las callejeras, por poner algunos ejemplos.
No está nada mal que a las gentes –hombres y mujeres- que viven e intentan vivir de y en la calle, desde lujosos palacetes –entiéndase en sentido metafórico o como se quiera- , se les quiera dar soporte, aunque sea intelectual... pero, para hacer honor a la verdad, no me pareció la más descarriada, en ese sentido, la puta que representaba a las de su profesión. NO.
4 comentarios:
Lo confieso: vi el comienzo del debate de "la noria" este sábado. Y digo el comienzo porque es que cuando se ponen a hablar me aburro terriblemente. Estoy intentando hacer memoria de quién había en la mesa, y oye, que no caigo. El tema que se debatía tiene miga. Me llamó la atención uno que salió en un vídeo (del diario "20minutos", que junto a "Público", se vanaglorian de no publicar semejantes anuncios), diciendo que, atención estos anuncios estaban en horario infantil al alcance de cualquiera o algo similar.
????????????????????
Entre eso, y que llevaron a la pobre Violeta oooooootra vez a decir memeces al programa (novia del agresor de Neira), a la que por supuesto no oí (un invento el botón que quita la voz a la tele), sigo sin entender por qué siempre recalo en esta cadena.
No tengo remedio.
Llegué a casa cuando estaba esa tal Violeta, apenas la vi, pero me sorprendió que otra vez le diesen pábulo después de no sé cuantos millones -en pts., claro- la otra vez que la contrataron (entonces tampoco la puede ver, aunque algo he ido viendo en otros programas). La verdad es que es como para no ver más esa cadena; pero ya ves, como decía... mi afán de saber y saber.
A mí, sinceramnete, ver esos anuncios en la prensa no me gusta nada, pero creo que forman parte de una oferta que hace cada periódico, como soporte de publicidad; algo muy lejano de lo que podría ser considerarlo como una actividad prosenética. Además, está lo le la libertad de expresión y mientras entren dentro de lo legal, no creo que se pueda hacer nada.
Vi un poco a la tal Violeta en la Noria y, francamente, ese tema ya me aburre, si no fuera porque hay un hombre que se debate entre la vida y la muerte.
Al margen de si esta mujer es o no una maltratada, el hecho de que alguien, con buena intención, se atreviera a defenderla, me parece un acto digno de elogio. Lo que se puede conseguir con todo esto es que, ante la polémica que se ha montado, nadie se atreva a dar la cara por nadie en una situación parecida de ejercicio de violencia contra otro más débil.
Al final, nos haremos duros, egoístas y "pasotas" ante el sufrimiento del vecino. Una pena.
No vi todo el debate de los anuncios, pero la verdad es que las fotos que salían eran de niñas, y eso me parece muy fuerte. La prostitución es un tema que en sí mismo encierra todo un debate abierto muy difícil, con razón le llaman el oficio más antiguo del mundo. ¿Debe existir? imagino que mientras haya quien consuma, existirá.
De ahí a llamar proxenetas a los diarios que publican los anuncios, me parece excesivo, en todo caso dan información de una oferta para que quien quiera la consuma o no.
Respecto al agredido profesor, Jesús Neira, he de decir que la última noticia que escuché sobre él, hacía referencia a una leve mejoría, que abre un camino a la esperanza. Esperemos que lo recorra satisfactoriamente.
Anoche ponían otras imágenes de otro ciudadano de bien que había intentado defender a otra mujer que estaba siendo agredida por su pareja y terminó siendo el destinatario de la paliza. Pero eso no puede hacer que nos retraigamos ante situaciones así; al contrario, debemos concienciarnos de que si toda la sociedad les hacemos frente, con nuestra posición firme ante los maltratadores, no tienen nada que hacer, somos muchos más.
En canto a lo de los anuncios de prostitución: claro que es repugnante que pongan imágenes de chicas aniñadas, pero, ¿lo son, son realmente mayores de edad? Porque si no lo son, eso sí creo que debe de poderse penalizar; pero tratar al papel de proxeneta... da pie a considerar lo mismo a los que mencionaba en mi entrada y muchos más.
Lo de si la prostitución debe de existir, supongo que entre mayores no creo que la puedan parar, precisamente por eso la llaman “la profesión más antigua del mundo”. A título informativo: en una conferencia sobre este asunto, en Barcelona, en la que precisamente estaba en la mesa una de las que estaban en contra en La Noria, había un señor sentado en una silla de redas, en el pasillo, que, ante los ataques desde la mesa, preguntó cómo, entonces, se iba a apañar él; seguramente, esta persona estará siempre dispuesto a pagar por sentir lo que reclama la naturaleza, como seguramente habrá siempre alguien que le satisfará, a cambio de dinero. Yo me niego a valorar ninguna de las dos posturas, pero la consecuencia la veo clara.
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