viernes, 3 de abril de 2009

LA MUJER DE LOT


Nos han llegado de la antigüedad cantidad de relatos que podríamos pensar que suplían las lecciones que, de manera más o menos subrepticia, hoy hacen los medios de comunicación, especialmente la tele.

Como ejemplo, podemos pensar que siendo los griegos un pueblo viajero, en que los hombres efectuaban largas excursiones, por guerras o para asaltar otros pueblos o para conseguir cualquier cosa, el mito de Ulises podría haber surgido para que las mujeres que se quedaban cuando sus compañeros partían, cuidasen de la hacienda, para lo que también convenía que cuidasen de su honor, no fuese que algún “barandas” se beneficiase a una y de ambas. El riesgo que podía correr algún moscón poco advertido, un flechazo de órdago.

Hay, sin embargo otros de esos mitos, cuyo significado es más oscuro, ya que se le pueden aplicar varios significados. Pongamos por ejemplo el de la mujer de Lot y su transformación en estatua de sal; ya que hay quien piensa que todo le sobrevino por puros celos del divino que no toleraba que la gente se lo pasase divino, y se olvidasen de Él. Otros, en cambio, siempre han apostado por un significado más simbólico: que en la vida siempre hay que mirar adelante y nunca atrás.

Pero un nuevo documento hallado recientemente, en las ruinas de una casa de pastoreo, justo en el enclave donde supuestamente tenían su asentamiento la familia de Lot, en la llanura que separaba las ciudades de Sodoma y Gomorra, nos aporta una luz fundamental, para saber exactamente qué es lo que allí ocurrió:

Era Adit una muchacha bien proporcionada, amante del buen yantar y no menos del buen yacer. Buenos y muchos corderos y camellos le había costado al bueno de Lot, aún antes de su pubertad, pues el padre de Adit sabía que ofrecía buena mercancía. Lot, que era muy bueno, pero no tenía en su rala cabellera un pelo de tonto, custodiola celosamente en su jaima, sin que rapaz o varón alguno supiese de su existencia. Y en esas circunstancias, le hizo un par de hijas, con la menguada virilidad que acreditaba a esas edades, pero, eso sí, con mucho frotamiento y laboriosidad. Adit, a falta de otras referencias, aceptó todas las circunstancias de su vida, como lo natural.

Avisados por un ser alado del lo que se les vendría encima si permanecían en aquel lugar, partieron a Sodoma para proveerse de sólidos calzados, para la larga marcha que les esperaba para ponerse a salvo. Por primera vez las tres acompañaron a Lot a la población. A las niñas les vendaron los ojos, mientras que a la mujer, su marido le advirtió de lo que en confidencia le había confesado el querube: no mirar hacia atrás.

Asombrada iba Adit, mirando a diestro y siniestro, cuando se levantó un viento que hizo volar la cortina de la entrada de las casas, al tiempo que un gemido intenso le hizo mirar en esa dirección y, en su interior vio, en licencioso ayuntamiento... y ¡qué diferente era aquel varón del bueno de su marido!... al pasar por la siguiente morada, lanzó una mirada escrutadora y algo semejante vio... y en la otra... y en la otra... y en la de más allá: ¡Que calores le sobrevinieron justo en el momento en que empezaban a caer, como chuzos, bolas de fuego!; pero ella absorta, por las visiones que había tenido, extasiada, justo cuando ya estaban a las puertas de la ciudad, se giró y la lágrima que el deseo puso en su mejilla, se saló... por eso, y desde entonces, las lágrimas de las mujeres son saladas: ¡los hombres no lloramos!

De lejos viene, pues, que el tamaño sí que importa y que es deber de los maridos evitar comparaciones que pudieran ser perniciosas, para ellos, claro.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajajajaja
....
bueno, después de nuestro intercambio de comentarios inicial , me dirán copiona si te enlazo??
Me gustan tus creaciones , y este texto también.
:.
Ahora ya sé que a Tortu le encantó tu puzzle y me quedo más tranquila.
jejeje.
Besitos.

P Vázquez "ORIENTADOR" dijo...

Seguro que Lot lloró, pero... ¿se llevó su estatua salada?

A. Sánchez dijo...

Lo que nadie sabe del final de la historia de Lot y Arit -que a mí me rebeló un rabino argentino en un día de común borrachera- es que, acto seguido de la conversión salada de la jóven esposa de Lot, el Señor mandó una lluvia torrencial (sin llegar a la magnitud del diluvio)para apagar las llamas, una vez destruida Sodoma, que, como efecto colateral indeseado, disolvió el cuerpo mineral de Arit en menos que canta un gallo. De manera que Lot no pudo seguir disfrutando de la juventud de su esposa ni siquiera como adorno para salón.

Nota: esta información es tan veraz como una promesa de Zapatero, bueno, de cualquier político en general, habida cuenta que se hizo durante el efecto sueltalenguas de los humores etílicos.

Bárbara dijo...

Qué bien que te hayas animado! y qué dominio de la mitología, oiga, para llegar a la conclusión eso sí, de que el tamaño sí importa, jeje.
Si hay que acortar, el texto bien podría comenzar con: Era Adit una muchacha bien proporcionada.
Por cierto se admiten ilustraciones también, que lo sepas.

gemmacan dijo...

Ahhhh. Ahora entiendo el porqué soy yo tan salada.

;)

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Subsanada la cosa, Reyes, ya he puesto un enlace a tu blog.

Gracias por lo que me dices (rubor).

Menos mal que Tortu no ha sacado material-uñas...

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Creo que lo intentó, ORIENTADOR, pero creo que tuvo que llevársela en paquetitos para uso familiar.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Ya ves. Ángel que en estas cosas históricas siempre hay varias versiones: las del rabino argentino en pedo y las demás; la mía está contrastada: fui personalmente al lugar de los hechos a comprobarlo. Conste en acta.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Cómo no me iba a animar, Bárbara, sicomo buen valenciano que soy, amante del fuego y de las tracas: oportunidad de ¡PIM-POM-PAM...FUEGO!, allí que me apunto.

Ya, ya, Bárbara, pero es lo la mitología también sirve para destruir mitos...

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Sí, Inga, la verdad es que sí eres muy salada, a pesar de, por lo que dices en tu blog, ultimamente estás salá. ;-)

Luis Felipe Comendador dijo...

Publicado el texto. Gracias por participar, amigo.

Un saludete

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

A ti, Luis Felipe, por darnos la oportunidad a que algunos de los que andamos por estos blogs, podamos participar conjuntamente.

Un saludo

Peggy dijo...

Anda claro...el tamaño si importa ....el de la Visa claro:)

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Original y divertido tu relato. Me surge la duda de si los habitantes se ponían de acuerdo para yacer en ayuntamiento a una determinada hora todos a la vez, o si es que estaban todo el día ayuntando, porque la pobre Adit estaba sentenciada, mirara donde mirara, allá que ayuntaban!

Me ha divertido mucho.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Usted, a veces,tan pragmática, doña Peggy...

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Eso, Shikilla, era... ¿cómo te diría yo?... pues un auténtico desmadre... a ver, dicho de otra manera: ¡¡¡aquello era Sodoma y Gomorra!!!!

Gracias por las flores.

gemmacan dijo...

¿Qué? ¿De vacaciones? ¿No estarás por ahí entonando una saeta? ;)

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Ohhh, la saeta el cantaaaarrrr...

No me sé otra, INGA, pero sí he estado saeteado esta mañana.

TortugaBoba dijo...

Fantástico el relato Juanito. Qué me he reído, eres un crack. Sobre lo del tamaño no me pienso pronunciar porque hay gustos pa tó, y yo no voy a desvelar los míos :P
¿Que yo saco las uñas?????? Amosssss, lo que hay que oírrrrr...
Venga, allá va un ronroneo :)
Muaks.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Pues me temo que ya has dado una pista sobre tus gustos. Y, de haber hacertado en mis suposiciones, un nutrido número de los del bando masculino, te estarán/remos (que luego...) agradecidos, por tu condescendencia, man que sea.

¡Un rornroneo!: ¡Quién lo iba a esperar de semejante tortugatuna!