jueves, 20 de marzo de 2008

LOS CHIQUILICUATRES


CUANDO EL CHIQUILICUATRE NO ES EL CHKILICUATRE

El surgimiento del Chikilicuatre ha levantado una gran polvareda de ánimos exacerbados; algo que sólo se puede entender porque a muchos les recuerda sus propias miasmas.

Un chiquilicuatre es una persona acomplejada por no asumirse como es, en su totalidad y que obra a instancias de ese comportamiento inconscientemente condicionado. Por ejemplo, lo es alguien que se esfuerza en ocultar la lengua de uno de sus progenitores, para encubrir lo que para él puede significar una falta de pureza de sangre.

Una vez conformado el chiquilicuatre, ya no le queda más remedio que obrar como tal: prohibirá al resto de los ciudadanos que usen esa lengua que a él le “delata”, aunque para ello tenga que llegar a acuerdos con asesinos. Pero ahí no quedará la cosa, tendrá que pasarse la existencia haciendo todo tipo de gestos que, aunque sea tácitamente, pregonen su condición de “ente puro”, aunque tenga que pasar por jugar obscenamente con símbolos de una religión, pero no de otras, o poner un sector industrial de aquella tierra a la que tanto dice amar, en jaque.

Pero, el chiquilicuatre, además debe de estar reafirmándose en que no lo es constantemente, así necesita demostrarse a sí mismo que no lo es, por lo que no dudará en hacer lo posible para verse como un príncipe, regalándose los mas excelsos yantares cotidianos al precio de 120 € (20.000 pesetillas) el menú.

Cuando el chiquilicuatre, auspiciado por sus secuaces, o más bien por la huída de éstos de su vera, recurre al dinero público para, al río revuelto de la Semana Santa, convocar un concurso para lavar su imagen, por la nadería de 200.000 € (33.277.200 en pesetas).

Podría el chiquilicuatre, ya que ha buscado esta santa época del año, haber ido a que le recomendasen un propósito de enmienda, algo que le habría –¡nos habría!- resultado sensiblemente más barato; pero no, parece que él lo que busca no es enmendarse, sino conseguir técnicas de disimulo para seguir por su misma vereda, pero sin que se note. Si no es así, si quiere realmente un asesoramiento para saber qué hacer, de gratis le doy la receta, desde aquí mismo: Póngase en un cubo de basura y que los profesionales hagan el resto.

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