PARA VARIAR, OS CONTARÉ UN MINI CUENTO...
Gumersindo Pérez Oblea gozaba de su asueto en un crucero. Asomado a la popa de la nave, cayó al mar. Al hundirse en el agua cerró los ojos y la boca. Cuando abrió los ojos, se encontró un inocente hipocampo ocupando todo su campo de visión; por lo que le pareció monstruosamente grande. Instintivamente se giró y divisó, disminuido por la distancia, un escualo que se le acercaba. Se giró de nuevo hacia su potencial enemigo, que, asustado, se había alejado mostrándose en su verdadero tamaño. Gumersindo se tranquilizó.
Un marinero se acercó a devolver a la popa: sus vómitos se tiñeron de rojo.
Un marinero se acercó a devolver a la popa: sus vómitos se tiñeron de rojo.
2 comentarios:
Si al final todo va a ser cuestion de perspectiva .
Un abrazo
Desde luego, el color del cristal, tiene su importancia, como es bien sabido desde antiguo, pero la perspectiva... ay, la perspectiva.
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