jueves, 24 de enero de 2008

LA VERGÜENZA Y MONTILLA



NO TENER VERGÜENZA, ES SER UN SINVERGÜENZA, ¿O NO?


Pocas etimologías habrán más claras que la de la palabra “sinvergüenza”. Sinvergüenza significa, clara y llanamente, lo que ve a primer golpe de vista, observando las dos palabras que se unen para su formación, adivinamos: que no tiene vergüenza; vamos, para qué dar más rodeos.

Pues bien, sin ánimo insultante, sólo con ánimo definitorio, se puede decir, con todo rigor, que Montilla es un sinvergüenza. Con todo el respeto que se deba a su cargo, pero que no tiene que extralimitarse hacia su persona, repito: un verdadero sinvergüenza.


Ahora se ha hecho el más nacionalista de los nacionalistas; muy a pesar de que, en toda una vida residiendo en Cataluña, no haya aprendido, medianamente el catalán y de que lleve a sus hijas a un colegio extranjero, en el que tampoco les obligan a aprender catalán. Dice que es una “opción personal” por lo cual, y acogiéndome a esa misma deriva personal -que no a la oficial y Muy Honorable-, abundo en decir que me parece un sinvergüenza.

Este presidente de opereta, que establece con tal claridad lo oficial de las opciones personales, está ahora hombro con hombro al lado de los nacionalistas, prohibiendo derechos fundamentales a los ciudadanos que, como él, vinieron un día a buscarse la vida a un rincón de España; el cual, gracias al esfuerzo de todos, se ha conseguido el grado de desarrollo que hoy tiene, que es uno de los punteros de la nación.

Como muchos, se ha olvidado de su madre, de su padre y de toda su parentela: ahora se siente catalán hasta la médula, que para eso es “Presi”. Además el listón está muy bajo, pues, para ser catalán, según los nacionalistas, sólo hace falta vivir y trabajar en Catalunya –esta vez con “ny”- y querer serlo. Y, una vez que uno lo es, ¿por qué no se va a joder a toda inmundicia humana que no hable catalán? Pero, ya puestos y por esa misma regla de tres, ¿por qué este ferviente catalán no se jode a sí mismo, ya que lleva 37 años en Cataluña y, aunque presumiblemente debe de estar aprendiendo la lengua catalana a destajo ahora que es Presidente, el nivel que a día de hoy tiene es evidentemente muy deficiente? Se podría multar a sí mismo, por ejemplo, en lugar de hacerlo a los comerciantes que no rotulan sus negocios en catalán.

Qué le importa a él la libertad de los demás, lo que diga la UNESCO, o lo que diga y cómo lo diga su amantísima señora madre; él se ha subido a su poltrona y, aunque no le lleguen los pies al suelo, allí se aferrará lo que haga falta para permanecer el mayor tiempo posible. Pero claro, aunque le pese, es un presidente coyuntural y efímero; puesto ahí para lo que lo han puesto, quienes lo han puesto y no puede salirse del guión que le han marcado en un país también de opereta, so pena de que le corten la cabeza.

Ni por hacer la campaña en contra del PP, parece decente que lo haga usando la lengua como argumento. Él, no.

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