jueves, 31 de enero de 2008

CHAPLIN, I LOVE YOU


EXPIACIÓN: MÁS ALLÁ DE LA PASIÓN... SI LA HUBIERA O HUBIESE.


Muto en Scarlett O'Hara y digo enarbolando mi puño sobre el cielo cuajado de lenguas de fuego: “A Dios pongo por testigo que no soy de este mundo

Esto de pasear por Internet tiene sus peligros. Usaré la hibridación de una palabra, mezcla de castellano y catalán –siempre y si es posible, con la venia de los NAZI-ONANISTAS- porque me parece, más expresiva: Iba yo badabadoqueando por las sendas etéreas de la Red de Redes cuando, como tan usualmente ocurre, me he dado de narices con una película, que he visto recientemente: EXPIACIÓN: MÁS ALLÁ DE LA PASIÓN. Una fuerza, totalmente adscrita al fisgoneo, ha movido mi curiosidad hacia el apartado de las críticas: ¡Ozú! las había que alababan laquella película de la que había salido casi vomitando y con a impresión de haber visto el bodrio más grande de toda mi vida. O, como habría dicho un compañero mío de la adolescencia: “La mayor mierda que había cagado César”.

Uno tiene la idea, trasnochada sin duda, de que la función de los guionistas y directores de cine, no es otra que la de contar una historia. Si no ha caducado y todavía ese concepto es válido, la historia en cuestión a contar era: Dos hermanas se enamoran del mismo chico, la pequeña, en una ocasión en que otra chica es violada, y ello lo ve, miente inculpando al chico de la “peli”, con lo que les jode la vida a la chica (su hermana) y al chico de la película. Ese era el argumento.

Pues bien, puestos a contarlo, podría haber optado por plantear una historia de celos enfermizos; o una situación de amor frustrado y desesperado; o una de lo mala que es la guerra, ya que hay momentos bélicos en la cinta; o una metáfora sobre cualquier aspecto de la vida; o una commedieta buffa, que todo cabe, hasta, forzando la máquina, podría haber sido sobre el tema más recurrente, el de la soledad del hombre en pleno amasijo social. Pues no, al bueno del director, para contar ese asunto que ya he dicho, no se le ocurre nada mejor que hincharnos a planos enormemente dilatados para que veamos que viven en un pedazo de mansión inglesa, llena de cuadros y de maderas, con multitud de habitaciones y hasta con biblioteca.

Técnicamente, no hay nada que reprochar, el “pavo” sabe –se lo deben de haber dicho en la escuela- que hay diferentes recursos narrativos a emplear; pero el día que explicaron cómo usar cada uno, debió de ser el que faltó. Por ejemplo, el tío se marca un flashback, después de que la hermana pequeña ve a la mayor y al zagal follando en la biblioteca, que nos retrotrae al medio minuto anterior, o 56 segundos para mayor exactitud: Y, ¿por qué no narrarlo linealmente?, digo yo.

Confieso que hice esfuerzos para dormirme, ya que iba acompañado; de haber ido solo, me largo y chim-pum. Pero nada, cada vez que miraba hacia la pantalla veía una de esas escenas que has visto toda la vida y, el nerviosismo que me producía, no me dejaba torrarme.

El colmo: Ya hacia el final, lo que pretendía ser un plano-secuencia y que en realidad era un plano-eternidad, sin fuste alguno, que no contaba nada ni tenia función alguna, como no fuese que era el tránsito a la muerte del chico de la “peli”: sano antes del derroche narrativo y que la palma, sin más, al final de éste.

Lo intentaré en Marte, porque aquí la picha se me hace un lío.

Gracias, Chaplin, aunque sobremos.

2 comentarios:

A. Sánchez dijo...

Por lo que explicas, dada la penitencia, tú también expiaste algún pecadillo...

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Ja, ja, ja, ja ,ja...
No lo dudes.