lunes, 21 de enero de 2008

EL CINE DE HOY

SOBRE SUBVENCIONES Y ESO

Si dividimos las subvenciones para el cine que concede el Gobierno Español entre sus Autonomías, conoceremos el número de inútiles por Autonomía de este sector.

¿Derechos de autor o autores derechos tras la pancarta? –Preguntó supuestamente ZP.

Cada vez más, el arte es el arte de conseguir votos.

El arte en libertad ha durado poco: antes lo controlaban unos poderosos y ahora otros.

Para ser artista, ya no hay que ser artista, basta con ser corderito.

Ya no se pinta, ya no se esculpe, ya no se dirigen películas, ya no se interpreta, ya no se interpreta tampoco música, sólo se hacen filas giratorias.

En el cine catalán subvencionado, que nos viene, la palabra que sustituirá a “acción” será “Catalunya”; para sustituir la voz “corten”, se empleará “Estat”, porque “España” es pecado en su religión.

_____________________________________


4 comentarios:

juan lanas dijo...

Cierto, pero, con todo el autor con más futuro en el panorama del celuloide patrio es Conrad Son, director de películas porno, pues sus pelis no necesitan de mucho doblaje para ser proyectadas allende nuestras fronteras.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

No sé... no sé, pero para que se puedan llevar ese tipo de películas allende nuestras fronteras, quizá si tengamos que doblarlas, ya que erectas no creo que quepan en la lata.

A. Sánchez dijo...

El arte subvencionado puede ser arte (los mecenas del renacimiento subvencionaban a los artistas), pero es una jartá difícil, así que o eres un genio y entonces no necesitas subvención ni mecenas o eres artesano,o se dice cortesano...

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Tienes mucha razón, Ángel, en el renacimiento también se les subvencionaba, pero ya que les imponían el tema, los artistas renacentistas trabajaron el conceptos y formas, obedeciendo en lo anecdótico; algo muy diferente a lo que pasa en nuestros días. Quizá la diferencia estribe en que los mecenas de entonces tenían una posición estable y no tenían que entrar en raros equilibrios cada cuatro años.

Recuerdo un cortometraje que presentaron, hace unos años, en el festival de Sitges sobre ese asunto -interpretado por gente con cabeza de burro, casualmente-, que trataba la historia del arte desde el renacimiento, con mucha delicadeza y muy mala leche, a la vez. Naturalmente pasó sin pena ni gloria ante los jueces e incluso a la gente que venía conmigo, que eran del séptimo arte.