Después llamó mi atención la presencia de unos extraños seres, casi bidimensionales, con colores diferentes en la mayor parte de su cuerpo, que emitían destellos y que todos tenían en común una parte del mismo color muy ancha y mucho más aplanada que el resto de su complexión. Esta parte era tan fina que ondeaba a la mínima brisa.
Uno de aquellos seres se dirigió hacia mí desafiante, profiriendo gritos tan agudos que se clavaban en mi cerebro, mientras los otros permanecían a cierta distancia, unos totalmente quietos y los demás moviendo rítmicamente aquella especie de apéndice plano que todos poseían.
Por la actitud de aquel que se dirigía hacia mí, sus gestos y aquellos estridentes chillidos era evidente que se trataba de un reto. Me pareció tan absurdo establecer una pelea con aquellos sujetos, que intenté huir echando a correr por aquel recinto. Pero, ¡aquello estaba cerrado por todas partes! No había escapatoria posible. Por lo que decidí enfrentarme a mi hostigador. Después de todo no tenía ni para empezar; ni con él ni aunque acudiesen todos en su auxilio: eran seres muy poco dotados físicamente, en realidad.
Me lancé‚ con todos mis bríos hacia aquel mequetrefe. Y a punto estuve de engancharlo justo por su parte más frágil y ondeante, pero, su propia flexibilidad lo impedía ésta y todas las veces que lo intentaba. Pues astutamente siempre me ofrecía esta parte como zona de choque.
Al rato, todos sus colegas se acercaron a mí comportándose de manera similar alternativamente. Apenas fracasaba en la acometida contra uno, cuando me encontraba en presencia de otro que usaba la misma estrategia. Y así, hasta que me encontré‚ frente a frente con una especie de monstruo bicéfalo que apareció allí, yo no sé de donde. Era enorme, con una cabeza muy parecida a la de los otros y la otra se asemejaba más a la mía, pero con un solo ojo, el cuerpo de mayúsculas dimensiones y aparentemente fornido en demasía y unas patas extremadamente cortas pero de gran robustez.
Uno de aquellos seres se dirigió hacia mí desafiante, profiriendo gritos tan agudos que se clavaban en mi cerebro, mientras los otros permanecían a cierta distancia, unos totalmente quietos y los demás moviendo rítmicamente aquella especie de apéndice plano que todos poseían.
Por la actitud de aquel que se dirigía hacia mí, sus gestos y aquellos estridentes chillidos era evidente que se trataba de un reto. Me pareció tan absurdo establecer una pelea con aquellos sujetos, que intenté huir echando a correr por aquel recinto. Pero, ¡aquello estaba cerrado por todas partes! No había escapatoria posible. Por lo que decidí enfrentarme a mi hostigador. Después de todo no tenía ni para empezar; ni con él ni aunque acudiesen todos en su auxilio: eran seres muy poco dotados físicamente, en realidad.
Me lancé‚ con todos mis bríos hacia aquel mequetrefe. Y a punto estuve de engancharlo justo por su parte más frágil y ondeante, pero, su propia flexibilidad lo impedía ésta y todas las veces que lo intentaba. Pues astutamente siempre me ofrecía esta parte como zona de choque.
Al rato, todos sus colegas se acercaron a mí comportándose de manera similar alternativamente. Apenas fracasaba en la acometida contra uno, cuando me encontraba en presencia de otro que usaba la misma estrategia. Y así, hasta que me encontré‚ frente a frente con una especie de monstruo bicéfalo que apareció allí, yo no sé de donde. Era enorme, con una cabeza muy parecida a la de los otros y la otra se asemejaba más a la mía, pero con un solo ojo, el cuerpo de mayúsculas dimensiones y aparentemente fornido en demasía y unas patas extremadamente cortas pero de gran robustez.
(Continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario