sábado, 2 de febrero de 2008

NI MOROS, NI CRISTIANOS...

NI MOROS, NI CRISTIANOS... SINO TODO LO CONTRARIO


Al escritor Paco Candel, la venta del título de uno de sus libros como eslogan nacionalista –el libro, dudo que interesase a nadie-, le ha valido para vivir de las rentas, o del dinero público -que siempre es de los demás- durante la friolera de 43 años.

Ahora llega Najat el Hachmi, de origen marroquí, y cuestionando su cultura –en el sentido en que entienden ésta los HAZI-ONANISTAS-, lanza un órdago contra todo lo que suponga la forma de vida y tradiciones de sus ancestros; algo que, casi contada seguridad, le va a suponer, como a Candel, poder chupar de la teta, que entre todos pagamos, hasta el resto de sus días; fecha que esperemos sea lejana, contando, entre otras consideraciones, su juventud.

Sorprende la poca predisposición de los autóctonos hacia la literatura en Cataluña... (perdón, Catalunya, aquí, en la China Popul.lar y en la Otra), ; no sólo ahora, sino también históricamente: hay que recordar que, a los cuatro años de la absoluta repoblación, (2% de soldados de detrás de la Marca Hispánica) de las tierras valencianas, surgiese allí el Siglo de Oro de las Letras Catalanas (pa’ cagarse o pa’ mearse y no echar gota). Y no sorprende menos el desierto literario que se produjo desde aquellas fechas, hasta la llegada de Paco Candel y, ahora de la autora de Jo també sóc catalana, Najat el Hachmi. Pero a pesar de esa carencia de autores dignos de mención, los que se han adueñado de esta comunidad -tan amantes de los suyo, ellos- prefieren enviar una representación paupérrima de la cultura generada en Cataluña a la feria de Frankfurt, a hacerlo completando la comitiva con la representación de los escritores catalanes que escriben en la lengua en que Candel escribió originariamente Los Otros Catalanes, conocida después como Els Altres Catalans... La vida que es así.

Obviamente, en este país de opereta, llamado Cataluña –con “ñ” o con acrónimo neoyorquino-, la genuflexión es un buen sustitutivo de la calidad.

Pues bueno, a pesar de todo, que Dios, Alá o quien tenga la competencia en este caso, guíe los pasos de Najat el Hachmi, la nueva estrella literaria catalana.

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